Forsmark, la segunda mayor planta nuclear de Suecia
La alarma sonó en Forsmark, la segunda mayor planta nuclear de Suecia, cuando un empleado pasó por delante de uno de los detectores de radiación al volver de la sala de descanso. Cuando se detectan niveles elevados de radiación en los zapatos, lo primero que teme el personal es que se haya producido un accidente allí mismo. Pero ese día, lo que terminaron por descubrir fue que la fuente de radiación estaba situada a unos 1.100 kilómetros de distancia, en la localidad ucraniana de Chernóbil.
La rápida detección en la planta de Forsmark, a una hora de distancia en dirección norte desde Estocolmo, fue clave para forzar a las autoridades soviéticas a informar sobre la catástrofe de Chernóbil de abril de 1986.
Cuando sonó la alarma en Forsmark por la mañana temprano de aquel 28 de abril de 1986, no estaba claro dónde se había producido la fuga radioactiva pese a que el personal de la planta recurrió a todos sus instrumentos de detección. "No encontramos nada", admite Claes-Göran Runermark, responsable en aquel momento. "Repasamos todos los sistemas de detección de radiación una y otra vez, y no había nada de Forsmark", recuerda. Pese a la alarma, no cundió el pánico entre los empleados suecos. "Nos mantuvimos bastante tranquilos durante todo el día", asegura Runermark.
Unión Soviética
Un análisis les permitió identificar que las partículas radioactivas encontradas en el césped eran específicas de las centrales nucleares soviéticas. Además, durante el fin de semana el viento había soplado desde el sureste y había llovido en el noreste de Suecia, lo que había contribuido a que las partículas radioactivas se depositaran en la zona.
Todas las pruebas apuntaban hacia la Unión Soviética y por la noche, dos días después de la catástrofe, Moscú admitió que había ocurrido un accidente en Chernóbil. Ucrania era en aquel entonces una de las repúblicas de la ahora extinta Unión Soviética.
"Gracias a nuestra rápida detección pudimos informar en una fase aún temprana a las autoridades suecas, que informaron al mundo sobre la contaminación radioactiva procedente de la catástrofe en la Unión Soviética", explica Runermark.
La contaminación no respeta fronteras
A día de hoy, los materiales más dañinos se han desintegrado. Pero materiales nocivos como el cesio y el plutonio permanecerán en el medio ambiente durante cientos o incluso miles de años, aunque en niveles más bajos. La catástrofe de Chernóbil demostró que la contaminación no tiene fronteras. Para mejorar la protección de la salud humana y el medio ambiente, la Unión Europea ha asumido el liderazgo en el desarrollo de políticas y acuerdos internacionales con los que mitigar la amenaza de que se propaguen desastres medioambientales como el de Chernóbil.
La Unión Europea trabaja, por ejemplo, para mejorar el medio ambiente a través de un Centro Europeo de Investigación de la Contaminación. Y para establecer y reforzar las normas medioambientales. El Instituto de Política Medioambiental Europea también trabaja para mejorar la reglamentación en cuestiones ambientales.
Evaluaciones de impacto ambiental
En marzo de 2014, el Parlamento Europeo respaldó una propuesta para modernizar la legislación de la Unión Europea y hacer que las evaluaciones de impacto medioambiental sean más claros, así como para garantizar que tienen en cuenta la biodiversidad y el cambio climático, y que implican al público. La directiva sobre evaluaciones de impacto medioambiental determina los criterios de la información que debe entregarse a las autoridades nacionales para que evalúen y aprueben un proyecto. Entre 2005 y 2008, la media de evaluaciones de impacto medioambiental realizados en la Unión Europea osciló entre 15.000 y 26.000 al año.