La región de América Latina y el Caribe se sitúa a la cabeza de todas las demás regiones en desarrollo del mundo en lo que respecta a la oferta de educación preprimaria o preescolar, según el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo 2007,* que se edita anualmente y que la UNESCO ha hecho público hoy. No obstante, pese a los beneficios patentes que la atención y educación de la primera infancia entrañan para el desarrollo y el bienestar del niño en todos sus aspectos, el Informe llega a la conclusión de que este sector sigue siendo el pariente pobre de los sistemas educativos en muchas regiones y señala que, en este ámbito, la mitad de los países del planeta carecen de políticas para los niños menores de tres años. La atención y educación de la primera infancia es el primero de los seis objetivos de la Educación para Todos que el mundo se comprometió a alcanzar de aquí a 2015* y es también el tema especial de la presente edición del Informe. Éste comprende también una evaluación de los progresos realizados por los países del mundo entero hacia la consecución de los cinco objetivos restantes de la EPT, poniendo de manifiesto una notable aceleración de la escolarización en la enseñanza primaria, tanto de los varones como de las niñas, y también un incremento de la ayuda al sector de la educación, contrapesada en algunos países por una disminución del gasto nacional en educación.
“No es casualidad que el primero de los objetivos de la Educación para Todos se centre en los niños más pequeños y vulnerables”, afirma Koichiro Matsuura, Director General de la UNESCO. “La mejora del bienestar de la infancia en su más temprana edad debe ser un componente esencial y sistemático de las políticas de educación y reducción de la pobreza. Es fundamental un respaldo político al más alto nivel para que se dé prioridad a la atención y educación de la primera infancia.”
“Los programas de atención y educación a la primera infancia contribuyen a establecer bases sólidas y los beneficios que generan son muy elevados”, dice Nicholas Burnett, director del Informe. “Todos los años mueren en los países en desarrollo más de 10 millones de niños antes de cumplir los cinco años a causa de enfermedades que, en su mayoría, se pueden prevenir. Esta situación puede cambiar con programas que se centren a la vez en la nutrición, la vacunación, la salud, la higiene, los cuidados y la educación de los niños más pequeños. Esos programas son también un factor que contribuye de forma decisiva a un mejor aprovechamiento escolar en la enseñanza primaria. A pesar de esto, los niños que pueden sacar más provecho de esos programas son los que menos probabilidades tienen de acceder a ellos.”
El porcentaje de niños escolarizados en la enseñanza preprimaria asciende al 62% en América Latina y el Caribe, pero es muy inferior en los países en desarrollo de Asia Oriental y el Pacífico (35%), Asia Meridional y Occidental (32%), la región de los Estados Árabes (16%) y el África Subsahariana (12%). En Europa Occidental, la mayoría de los países han universalizado la enseñanza preescolar, mientras que en los países en transición este sector educativo está empezando a recuperarse, después de la brusca e importante disminución que sufrió a raíz del desmoronamiento de la Unión Soviética.
El Informe, titulado “Bases sólidas – Atención y educación de la primera infancia” pone de manifiesto que la demanda de cuidados y educación precoces para el niño está creciendo rápidamente, debido al número cada vez mayor de mujeres que forman parte de la población activa y al aumento de las familias monoparentales. En 1975, uno de cada 10 niños, por término medio, estaba escolarizado en un centro enseñanza preescolar, mientras que en 2004 uno de cada tres niños frecuentaba un establecimiento de ese tipo.
Los datos empíricos que mejor muestran los beneficios de los programas de aprendizaje temprano del niño provienen de los países industrializados. Un ejemplo de esto es la encuesta emprendida en el decenio de 1960 sobre el programa estadounidense “High/Scope Perry Preschool Program”. Este programa educativo se había centrado en niños afroamericanos de familias con bajos ingresos que, según las estimaciones, presentaban grandes riesgos de fracasar en la escuela. La encuesta efectuó un seguimiento de los participantes en el programa y de un grupo de control, a distintos intervalos de tiempo, hasta los 40 años de edad. Sus resultados mostraron claramente que, entre los niños beneficiarios de ese programa, se registraba a los cinco años de edad un cociente intelectual mayor que entre los del grupo control, una tasa más elevada de terminación del ciclo superior de secundaria y una obtención de ingresos más altos en la edad adulta. Los beneficios generados gracias al programa fueron 17 veces superiores a su costo. Por otra parte, los trabajos de investigación en campos diversos, desde la neurobiología hasta la psicología, demuestran ampliamente que el desarrollo físico y psíquico del niño lo condicionan decisivamente las experiencias de sus primeros años de vida.
Según otro estudio mencionado en el Informe, cuanto más elevada es la tasa de escolarización en preescolar en un país africano, más elevada es también la tasa de terminación de estudios de primaria y más reducida es la tasa de repetición en este ciclo de enseñanza. Algunos análisis económicos efectuados en Egipto muestran que la relación beneficio-costo de los programas de atención y educación a la primera infancia se cifra en 3/1, y que los beneficios más altos se obtienen con los programas destinados a los niños en situaciones de riesgo más acusadas.
No obstante, a la financiación de los programas educativos destinados a los niños más pequeños se le concede una prioridad muy escasa en la mayoría de los países. En efecto, 65 de las 79 naciones sobre las que se dispone de datos correspondientes a 2004, asignaban a esos programas menos de 10% del gasto total en educación, y más de la mitad de ellas les destinaban menos de 5%.
Habida cuenta de que en muchos países el sector de la atención y educación e la primera infancia se caracteriza por una fuerte dependencia de la financiación privada, el Informe advierte que los poderes públicos deben adoptar políticas que establezcan normas de calidad adecuadas y reglamentaciones para impedir las desigualdades.
En el Informe se indica que la primera etapa hacia la adopción de una política global de atención y educación de la primera infancia, a escala nacional, debe consistir en concentrar los recursos en los niños más desfavorecidos. La India, por ejemplo, centra su acción en las barriadas miserables de las áreas urbanas, las zonas tribales y las regiones rurales apartadas. Algunos programas, basados en la dispensa de cuidados y educación a la infancia en el seno de las familias o las comunidades, se están realizando con éxito en países tan distintos como Irlanda, Colombia y Kenya, donde han permitido llegar a las familias más desfavorecidas, ofrecer asesoramiento a los padres y crear dispositivos para atender a los niños más pequeños.
El Informe también hace hincapié en la importancia que reviste la calificación de las personas encargadas de dispensar cuidados y educación en los programas destinados a los niños más pequeños. En los países en desarrollo, esas personas reciben por regla general menos formación que los maestros de enseñanza primaria.
Incluso en los países más industrializados, educadores con un alto grado de especialización suelen trabajan con personal carente de formación, que en la mayoría de los casos trabaja a tiempo parcial o en régimen de voluntariado. Algunos países –por ejemplo, el Reino Unido– están reduciendo las diferencias de sueldos entre los docentes de preescolar y las personas encargadas de dispensar cuidados a los niños, mediante el establecimiento de un salario nacional mínimo en el sector de la atención y educación de la primera infancia.
El Informe también presenta una evaluación anual de los progresos realizados hacia la consecución de los restantes objetivos de la Educación para Todos. Esa evaluación muestra lo siguiente:
· Se ha registrado una progresión continua hacia la Enseñanza Primaria Universal (EPU), sobre todo en las regiones que más distan de alcanzar los objetivos de la EPT. La escolarización en primaria aumentó considerablemente entre 1999 y 2004 en el África Subsahariana (27%) y el Asia Meridional y Occidental (19%). En cambio, en los Estados Árabes ese incremento sólo alcanzó 6%.
· Se ha comprobado una disminución continua del número de niños en edad de cursar primaria que no están escolarizados. Según las estadísticas comunicadas por los gobiernos, en 2004 había 77 millones de niños que no iban a la escuela, esto es, 21 millones menos que 1999. Más de las tres cuartas parte de esos niños privados de escuela viven en las regiones del África Subsahariana y el África Meridional y Occidental. Cuatro países –Nigeria, Pakistán, India y Etiopía– totalizan de por sí solos unos 23 millones de niños sin escolarizar.
· Unos dos tercios de los 181 países sobre los que se poseen datos correspondientes a 2004 han logrado la paridad entre los sexos en la enseñanza primaria. Las disparidades en detrimento de las niñas siguen siendo considerables en muchos países, que por regla general suelen ser aquellos en los que se observan las tasas de escolarización más bajas. Entre ellos, figuran Afganistán, Chad, Níger, Pakistán, la República Centroafricana y el Yemen. Sólo un tercio de los países han logrado la paridad entre los sexos en la enseñanza secundaria.
· La terminación de los estudios primarios sigue constituyendo un problema importante. En América Latina y el Caribe, por ejemplo, menos de 83% de los niños matriculados en primaria acaban el último grado de este ciclo de enseñanza. En la mayoría de los países del África Subsahariana, menos de dos tercios de los alumnos llegan al último grado de primaria.
· Las tasas de alfabetización de los adultos se sitúan por debajo de 70% en los Estados Árabes, el Asia Meridional y Occidental y el África Subsahariana. En el plano mundial, uno de cada cinco adultos sigue siendo incapaz de leer o escribir.
Para solucionar estos problemas, el Informe propone, entre otras, las siguientes recomendaciones:
· Contratar más maestros –tan sólo en el África Subsahariana se necesitan entre 2.400.000 y 4.000.000 para lograr la universalización de la enseñanza primaria–, acortar la formación inicial en las escuelas normales e intensificar a la vez la práctica pedagógica de los docentes en las escuelas, y proporcionar incentivos a los que trabajan en escuelas de comarcas rurales y apartadas.
· Hacer la escuela más asequible suprimiendo el pago de los derechos de escolaridad, suministrar a las familias incentivos financieros para reducir su dependencia económica del trabajo infantil, y proporcionar una asistencia especial a los niños afectados por el VIH/SIDA.
Muchos gobiernos no dedican suficientes recursos financieros a la educación básica. Aunque el gasto público en educación aumentó entre 1999 y 2004 en la mayoría de los países, su proporción con respecto al PNB disminuyó en el caso de 41 de ellos, pertenecientes principalmente a las regiones de América Latina y el Caribe y el Asia Meridional y Oriental.
La ayuda proporcionada a la educación básica en los países de ingresos más bajos aumentó en el periodo 2000-2004, pasando de 1.800 a 3.400 millones de dólares (de 2.600 a 4.400 millones en el conjunto de los países en desarrollo). Teniendo en cuenta las promesas de financiación formuladas por los donantes, es posible que de aquí a 2010 la ayuda aumente hasta alcanzar la cifra de 5.400 millones de dólares. No obstante, en el Informe se estima que esta suma dista mucho de alcanzar los 11.000 millones anuales que serían necesarios hoy para lograr la EPT en los países de bajos ingresos.
En el Informe figura un Índice de Desarrollo de la EPT (IDE), compuesto por indicadores relativos a la EPU, la paridad e igualdad entre los sexos, la calidad de la educación y la alfabetización de los adultos. Ese índice muestra que, de los 125 países sobre los que se dispone de datos sobre esos cuatro elementos, sólo 47 –situados en su mayoría en Europa, además de otros seis pertenecientes a la región de América Latina y el Caribe y cuatro más a la del Asia Central– han logrado, o están a punto de lograr, los seis objetivos de la Educación para Todos.
Los países clasificados en el grupo de los que poseen un IDE más bajo son unos veinte. Dos tercios de ellos están situados en el África Subsahariana, pero también figuran en esta categoría algunos Estados Árabes y una serie de naciones del Asia Meridional y Oriental.
La versión íntegra del Informe (en inglés), así como los resúmenes del mismo (en español y francés) y toda una serie de informaciones adicionales, se pueden consultar en: www.efareport.unesco.org
* El Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo es una publicación anual realizada por un equipo de expertos independiente con sede en la UNESCO. Este informe supervisa los progresos realizados hacia la consecución de los seis objetivos de la Educación para Todos establecidos en el Foro Mundial sobre Educación, celebrado en Dakar el año 2000.
1) Extender y mejorar la atención y educación de la primera infancia.
2) Universalizar la enseñanza primaria obligatoria y gratuita de aquí a 2015.
3) Velar por el acceso equitativo de los jóvenes y adultos a programas de aprendizaje y adquisición de competencias para la vida diaria.
4) Aumentar en un 50% las tasas de alfabetización de la población adulta.
5) Suprimir la disparidad entre los sexos en la enseñanza primaria y secundaria en 2005 y lograr, de aquí a 2015, la igualdad entre los sexos en todo el sistema educativo.
6) Mejorar la calidad de la educación en todos sus aspectos.