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Date :  2004-10-13
langue :  Espagnol
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Reafirmar la filosofía

Source :  Patrice Vermeren


Nuestra generación de profesores de filosofía ha mantenido con Jacques Derrida un diálogo ininterrumpido. Cuando éramos estudiantes nuestro horizonte fue el fin de la metafísica, nuestros mayores nos llevaron a leer a Nietzsche, Marx y Freud, a tomar por perspectiva un mismo diagnóstico: en adelante ya no será posible pensar el ser como un principio único a partir del cual todo lo que se manifiesta alcanzaría una condición transparente e inteligible. Nos encontrábamos divididos entre la ciencia y la rebelión; reivindicábamos la necesaria impureza de la filosofía en la afirmación de su dudosa relación con lo que no es ella misma, particularmente con la política; nos encontrábamos comprometidos con mayo del 68' en un sueño de emancipación radical, de cuestionamiento del propio saber y de resistencia a todo lo que calificaba institutucionalmente a tal saber (postura de sapiencia, división de roles, reconocimiento académico, control jerárquico, certidumbre de la verdad). Una vez llegados a ser profesores debíamos, al fin y al cabo, enseñar filosofía.

Derrida participó en todas nuestras luchas. Primero fue la defensa de la enseñanza filosófica, con el Greph, a través de la idea reguladora de hacer de esa lucha un acto propiamente filosófico; también fue la ocasión de repensar la filosofía, en cuanto se la destituía de su posición de coronamiento de los estudios secundarios, con una extensión que la destinaba a alumnos de otras disciplinas, e incluso a los más jóvenes.

Con este planteo, Derrida pudo participar en una manifestación callejera acompañado por François Châtelet, bajo una pancarta pintada por Stéphane Douailler: "Conócete a ti mismo", junto con los profesores de filosofía de institutos magisteriales, los más radicales de aquel entonces, que publicaban, además de la revista El Doctrinal de Sapiencia, títulos tales como La filosofía en el moridero, Los Crímenes de la Filosofía y La huelga de los filósofos . Incluso escribió el prefacio de este último panfleto, con un texto-manifiesto: Las antinomias de la disciplina filosófica. En ese texto se interrogaba, junto con nosotros, acerca del vínculo entre el filosofar, la filosofía y su disciplina; o sobre el vínculo entre la necesidad de una escritura de/constructiva y la re-afirmación de la filosofía. Una reafirmación que en 1978 condujo a los inolvidables días de los Estados Generales de la Filosofía, aquel improbable acontecimiento histórico que congregó en la Sorbona y en el pólemos a nuestra comunidad filosófica, por cierto para la filosofía, pero también para una interrogación inédita de ella misma sobre sí misma.

Por encima de los Estados Generales, es de una inspiración derridiana que proviene la fundación del Colegio Internacional de Filosofía en 1983. Algún día servirá de testimonio, si llega a ser narrada, la crónica de las controversias filosóficas del Colegio provisorio,cuyos miembros (Christine Buci-Glucksmann, Francoise Carasso, François Châtelet, Elisabeth de Fontenay, Jacques Derrida, Pierre-Jean Labarriére, Dominique Lecourt, Marie-Louise Mallet, Francine Markovits, Jean-Claude Milner, Jean-Luc Nancy, Patrice Vermeren) elaboraron durante dos años los estatutos de la nueva institución, oponiéndose a otros paradigmas, como el que sostenía Jean-Pierre Faye.

Es Derrida quien defiende una y otra vez una colegiatura bajo condición de igualdad, una internacionalidad que ponga fin a las fronteras de la tradición universitaria francesa y una filosofía que se mantenga al borde de lo que ella misma no es, que no impida a nadie, y por consiguiente autorice a todos, a contribuir en los debates de esta escena filosófica inédita.

Derrida nunca dejó de reiterar el imperativo del derecho a la filosofía, a través de una interrogación sobre los lugares, asignables o in asignables, para desplegar la cuestión -desde la ciudad obrera de Le Creusot en huelga (1) hasta la tribuna de la Unesco (2) - así como sobre su actualidad: "Como quienquiera que intente ser filósofo, quisiera poder no renunciar ni al presente ni a pensar la presencia del presente -ni a la experiencia de lo que los oculta, al dárnoslos" (3). También en esto, él no dejará de acompañar, e incluso de preceder, con amistad fiel, a nuestra generación de filósofos y a las siguientes, para replantear incesantemente la cuestión de la filosofía activa, destinada a permanecer interrogante, cuestión de emancipación.

Traducción: Ricardo Viscardi y Mauricio Langon


(1) Jacques Derrida : Popularités, dans Les Sauvages dans la cité. Auto-èmancipation du peuple et instruction des prolétaires au XIXème siècle, préface de Jean Borreil, Champ Vallon, 1985

(2) Jacques Derrida : Du droit á la philosophie du point de vue cosmopolitique, Verdier, 1991

(3) Entretien avec Jacques Derrida: La déconstruction de l'actualité, dans la revue Passages septembre 1993.


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