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Date :  2017-07-13
langue :  Espagnol
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Buscar soluciones ante la polarización y la manipulación en las redes

Junto con la exclusión digital, la cuestión de la polarización y manipulación es uno de los principales problemas de la democracia digital.


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Los manifestantes van a la Explanada de los Ministerios contra la corrupción y la salida de la presidenta Dilma Rousseff en marzo del 2016. Usar los colores de la bandera de Brasil en protestas se ha convertido en un símbolo anti-PT (Partido de los Trabajadores). Creative Commons.

Vamos a contar la historia de lo que sucedió en el plebiscito por la paz en Colombia, que terminó rechazando el Acuerdo de Paz. Pero que también es muy parecida a la historia de la polarización política que se acentuó en Brasil en estos últimos años, con lo que sucedió con el plebiscito sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, con la elección de Trump… en fin, con lo que ocurre en cualquier discusión política que se produce en las redes sociales.

¿Quién no participó nunca en un debate irracional, un debate en el que se comparte hasta el infinito un montón de mentiras? ¿Te acuerdas de aquello que "una mentira repetida un millón de veces que se vuelve verdad”? Muchas personas en Colombia, por ejemplo, empezaron a creer que si votaban por el acuerdo de paz estarían votando para que el jefe de las FARC pudiera ser el próximo presidente.

¿Quién no tuvo nunca ganas de escribir un post recordándoles esa verdad y conseguir comunicar con esas personas? ¿De llamar su atención hacia algún hecho, centrarse en algún dato, pero no poder hablar para todo el mundo? Y peor: ver posts patrocinados, perfiles falsos y "robots" dominando todo el espacio en las redes sociales.

¿Quién ya se ha dado cuenta de que estamos limitados por una burbuja de opinión que compartimos con amigos que piensan igual o parecido – que es lo que sucede en las principales redes sociales que usamos? ¿Que perdemos contacto con la diferencia y capacidad de debatir con lo diferente? ¿Quién no ha sentido nunca que está nadando contra una corriente de manipulación y de miedo que acaba dominando la visión de las personas, sin tener voz para oponerse a ella?

Junto con la exclusión digital, tanto de acceso – baja infraestructura instalada en el país y costos que dificultan o excluyen partes importantes de la población – como de las altas barreras cognitivas que estimulan debates en foros con muchos comentarios y dificultan la participación de los que tienen poco tiempo o que aún no se han comprometido, la cuestión de la polarización/manipulación es uno de los principales problemas de la democracia digital.

Y fue para encontrar una solución a ese problema que fuimos a Madrid y trabajamos en el taller Inteligencia Colectiva para la Democracia, del Participalab/Medialab Prado. Nuestro desafío era encontrar una tecnología que respondiera a dos preguntas: ¿Cómo empoderar a quien se queda en una situación de minoría, está siendo aplastado por una avalancha de mensajes manipulados y sus propios mensajes no logran visibilidad en las redes sociales y llegan a cada vez menos gente? ¿Cómo posibilitar que los indecisos tengan información y puedan aportar preguntas y diversidad a las mayorías?

Esto es, precisamente, lo que pretende la aplicación Pushing Together: canalizar la voz de las minorías hacía el flujo principal de comunicación, permitiendo que todas las partes sean escuchadas y garantizando que las opiniones distintas sean siempre visibles.

Lo hace promoviendo la acción colectiva a través de notificaciones PUSH que funcionan como frenos y contrapesos que aportan diversidad al debate e impiden que un solo lado domine el flujo principal de comunicación, como sucede en las principales redes sociales.

Se trata de una aplicación que se desarrolla utilizando licencias de software libre y que puede trabajar con otras herramientas libres de conversación en red. Para empezar, elegimos el Pol.is, que es una aplicación de conversación en la red con una interfaz de participación minimalista que identifica y exhibe grupos de opinión y propuestas a partir de los datos de participación. Con la misma, trabajamos en hallar una solución para los principales problemas que identificamos en el uso de herramientas para la democracia en red - tanto para superar la arquitectura complicada y excluyente de las herramientas utilizadas por los gobiernos, como para garantizar la diversidad en las burbujas de opinión que alienan a las personas del debate informado y perjudica la capacidad de las minorías para comunicar sus agendas.

Trabajamos quince días de forma intensiva en Medialab Prado, con 12 colaboradores de 5 países diferentes (Alemania, Brasil, España, EE.UU. y Taiwán), con seis desarrolladores a tiempo completo. Mediante dicho esfuerzo, alcanzamos cinco conquistas relevantes:

1.Formamos un equipo de colaboradores involucrando a tres organizaciones (Ciudad Democrática, LAPPIS y Red Libre) que articulan una potente red de producción de tecnologías libres en Brasil. Además, contamos con la colaboración directa de Colin Megill, cofundador y CEO del Pol.is, y de Audrey Tang, actualmente Ministra Digital de Taiwán, hacker y activista, que ha llevado a cabo las principales pruebas políticas con Pol.is.
2.Nuestra aplicación ha sido reconocida como innovadora por el equipo del Pol.is, que se ha interesado por incorporarla en su núcleo. Esto es la confirmación de que hemos creado algo relevante cuyo impacto y sostenibilidad aumenta al ser incorporado por el Pol.is.
3.Nuestras peticiones y provocaciones aceleraron un cambio de licencia - antes BSD, y actualmente aGPLv3 - durante el laboratorio. Este cambio renueva la relación de confianza en la apropiación y uso de la herramienta, ya que la libertad de acceso al código queda garantizada.
4.Quien quiera ver la API del Pol.is funcionando mirará nuestro código. Nuestro trabajo de investigación y de estudio, y la documentación que ha producido, contribuyen a la efectividad del Polis como bien común porque facilitan que más gente desarrolle aplicaciones usando el Polis.
5.Los conocimientos e historias que hemos encontrado en el ParticipaLab nos han permitido descartar nuestro insight inicial. Además, haber construido un bien común anclado en el Media Lab nos hace ser muy optimistas en relación a las conexiones que pueden surgir, teniendo en cuenta la centralidad que este laboratorio tiene en el ecosistema de la e-democracia a día de hoy.

Con el prototipo listo, queremos pilotar las primeras experiencias en ciudades brasileñas.

La aplicación Pushing Together debe ser una potente herramienta para que las organizaciones políticas y los gobiernos realicen consultas y deliberaciones participativas, sin los riesgos de las burbujas de opinión y de manipulación y polarización de los debates virtuales. Su diferencial está en la facilidad de uso – incluidos la de los ciudadanos no comprometidos – y en los bajos costos de desarrollo y mantenimiento que posibilitan que los ayuntamientos de ciudades medianas y pequeñas lo puedan utilizar.

A día de hoy, la venta de servicios de implementación, capacitación y desarrollo para las alcaldías tiene demanda en Brasil. El 62% de los ayuntamientos están presentes a través de perfil o cuentas propias en las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.), pero sólo el 4% ha creado y puesto a disposición del público aplicaciones digitales propias.

Uno de los motivos es la falta de recursos financieros y técnicos para la contratación o producción de tecnologías, por lo que, además de nuevas tecnologías, se necesita crear nuevos modelos de negocio para garantizar mayor sostenibilidad y viabilidad en el contexto de las barreras jurídicas y financieras con las que se encuentran los gobiernos locales en Brasil. El consorcio de desarrollo, inspirado en iniciativas similares en otras partes del mundo, parece una solución posible.

En otras palabras, el aporte de pequeñas sumas de recursos disminuye los costos para cada cliente, al tiempo que responde a las necesidades de inversión.

La mecánica de ese consorcio debe basarse en un capital semilla captado por el Instituto Ciudad Democrática para viabilizar el desarrollo tecnológico y la creación de la nube donde se pondrá a disposición la aplicación Pushing Together y, a la vez, para realizar un proyecto piloto en tres ciudades. La venta de servicios – instalación, capacitación, movilización y mantenimiento – de bajo costo para las alcaldías deberá garantizar su implementación en veinte ciudades brasileñas a lo largo de dos años. El importe total de la venta de servicios para los ayuntamientos al finalizar estos dos años equivaldrá al mismo valor captado por el fondo.

Sólo un arreglo de código abierto que se desarrolle utilizando software libre puede, al mismo tiempo, viabilizar la adhesión y el mantenimiento de tecnologías punta por parte del Estado, desde el punto de vista de los costos y desde el punto de vista de la autonomía.


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