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Date :  2016-05-12
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Grecia, un saco de box para Alemania y la Democracia


Grecia vuelve a surgir en los medios de comunicación, debido a un inminente reinicio de las negociaciones entre el acosado país y sus acreedores. La división Norte-Sur de Europa vuelve a manifestarse en toda su evidencia, mientras que la separación Este-Oeste parece cada vez más irremediable.

El ministro alemán de Finanzas Wolfgang Schäuble insiste con su peculiar punto de vista de considerar la economía como una rama de la disciplina ética y moral y no como de una lectura de la realidad. Pidió a los griegos “que no se distraigan” con la crisis de refugiados y que no olviden su tarea principal, la de pagar la deuda. Se les solicita cortar el 2% del producto nacional bruto en caso de que no haya un excedente presupuestario del 3.5% en 2018.

Estos parámetros jamás han sido alcanzados por ningún país del mundo, a no ser que por períodos cortos. Son objetivos completamente ajenos a la realidad en una economía pequeña, que ha perdido 25% de su PIB en siete años y que se enfrenta a una deflación grave debido a la falta de demanda causada por un paro de enormes proporciones, a su vez consecuencia de los programas de austeridad.

Esto ha llevado a una situación impensable: el Fondo Monetario Internacional (FMI), contra el cual se celebraron miles de grandes manifestaciones por todo el mundo, el símbolo de la intransigencia fiscal y de la total indiferencia ante las problemáticas sociales, ha sido la entidad que, contra los deseos de Alemania, ha abogado por un abordaje más indulgente.

El FMI ha declarado que o se adopta alguna medida de corte de la impagable deuda, o se baja el interés, o se extienden los plazos… o el FMI no participará en las negociaciones. Eso es algo que Alemania no puede permitirse.

Schäuble no sólo representa la aversión general de los ciudadanos alemanes a tratar los países del Sur con indulgencia, países que según ellos, han vivido más allá de sus posibilidades y ahora merecen ser disciplinados. Representa también el miedo de hacer el juego de la extrema derecha de la AfD (Alternativa para Alemania), que se espera confirme su afirmación política en las próximas elecciones. Sus electores, además de anti-euro y anti-refugiados, se oponen a cualquier ayuda a Grecia y a todo tipo de solidaridad europea en general. Schäuble está adoptando la línea dura para no dar municiones a la AfD.

Esta estrategia de robarle la plataforma política a los partidos de extrema derecha ha llevado a los partidos tradicionales, y especialmente los socialdemócratas, a tomar posiciones incompatibles con su electorado, sin ningún beneficio visible.

Un buen ejemplo es la renuncia del primer ministro austríaco Werner Faymann, que abandonó su posición original de apertura a los inmigrantes para abogar por el levantamiento de barreras y la no aplicación de las normas europeas hacia los refugiados. Según Faymann “no vamos a entregarle a la extrema derecha la bandera de frenar los refugiados”. El resultado es que el Partido de la Libertad alcanzó el segundo lugar en las elecciones regionales de septiembre en el norte de Austria.

Faymann adoptó entonces una postura aún más dura, amenazando el cierre de la frontera con Italia. Y el 24 de abril, el candidato del Partido de la Libertad Norbert Hofer, ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales con más de un tercio de los votos. Por primera vez desde el final de la guerra el Presidente no saldrá de los dos partidos tradicionales, el Partido Socialdemócrata y el Partido Popular de Austria, que juntos no alcanzaron más que el 22% de los votos en la primera ronda. Está claro que esta estrategia legitima a los partidos de extrema derecha y aleja a los fieles de las fuerzas tradicionales.

Schäuble acusó al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, de ser responsable por el aumento de 50% de los de votos de la AfD con su política monetaria de bajo interés, que afecta países con una larga tradición de ahorro, como Alemania y Holanda.

La creciente pérdida de liderazgo moral de Alemania, cada vez más centrada en una agenda nacional, y al mismo tiempo solicitando que los otros países sigan sus prioridades, se está convirtiendo en un grave problema para Europa.

Los economistas saben perfectamente que la sobrevivencia de una débil demanda en Grecia se debe, en gran medida, a los jubilados que hacen de red de seguridad en un país con un gran desempleo juvenil. Pero ahora, después de 11 recortes en las pensiones, se exige un nuevo recorte de 6%. Mientras tanto, los hospitales están sin vendas, las escuelas sin libros, los medios de transporte público hundidos en el caos y el país arrodillado.

Schäuble debe haber leído el estudio de la Escuela Europea de Gestión y Tecnología (ESMT) de Berlín. El estudio demuestra que 95% de la ayuda a Grecia sirvió para rescatar a los bancos, en su mayoría alemanes y franceses, que fueron sobreexpuestos a los bonos griegos. De acuerdo con la ESMT, apenas 9.7 mil millones de euros de un total de 184 mil millones llegó a los ciudadanos griegos. 86.9 mil millones sirvieron a pagar viejas deudas, 52,3 mil millones se destinaron a pagar intereses acumulados y 37.3 mil millones se utilizaron para refinanciar los bancos griegos.

¿Por qué no presenta Schäuble estas cifras a los ciudadanos alemanes, para demostrarles que no es una cuestión de solidaridad, sino que de interés de los acreedores?

Falta claramente algún análisis sobre las diferencias entre la Alemania de Bonn y la Alemania de Berlín. La principal característica de la Alemania de Bonn era su papel como motor activo de integración europea. Para conseguir que la propuesta alemana para la creación de un Banco Central Europeo fuese aprobada, Helmut Kohl aceptó que el primer gobernador no fuese alemán, sino un holandés, Wim Duisenberg.

Para los alemanes, que temían abandonar el fuerte marco alemán por un desconocido euro, fue un choque. Ahora Draghi tiene que luchar por eliminar las notas de 500 euros frecuentemente utilizados para actividades ilícitas, porque a los alemanes les recordaban sus notas de 500 marcos…

Schäuble (y Merkel), que siempre dicen a los demás qué deben hacer, se vuelven repentinamente sordos cuando otros intentan hacer lo mismo con ellos. El FMI ha repetido una vez más lo que la OCDE y el G7 llevan mucho tiempo diciendo: Berlín debería reinvertir al menos parte de su gran excedente económico en la economía, como una medida urgente y necesaria para acelerar la recuperación de Europa. El FMI ha insistido con la misma petición, pero Schäuble se encuentra más cómodo atacando a Draghi que poniendo en práctica algunas de las recomendaciones del FMI.

El Parlamento alemán aprobará una ley que restringe el acceso al Estado social a aquellos que han residido en Alemania durante al menos cinco años. Alemania está imitando a Gran Bretaña, que consiguió esta cláusula en sus negociaciones con Bruselas para evitar su salida de la Unión Europea. Este es el primer resultado negativo de las concesiones otorgadas a Gran Bretaña, que tendrá un referéndum sobre su continuidad en la Unión en cinco semanas. Siempre se temió que esas concesiones abrirían un precedente para otros estados miembros. Alemania es el primero…

La agonía de los griegos sirve para recordarnos a todos que el constante crecimiento de los partidos xenófobos y nacionalistas en cada elección no ha generado hasta ahora una respuesta adecuada por parte de los partidos tradicionales y en especial de los de la izquierda.

Los xenófobos tienen como objetivo formar una coalición internacional y Marine Le Pen hará campaña en el Reino Unido contra la Unión Europea. Es interesante, sin embargo, que Donald Trump se ha negado a encontrarse con los líderes de los partidos xenófobos, no a causa de diferencias ideológicas, sino porque él no tiene ningún interés más allá de la frontera estadounidense.

Ha expresado una opinión positiva sobre Putin, como muchos partidos de la ultraderecha han hecho (Rusia incluso dio un préstamo al partido de Le Pen). Todo esto debe llevar a algún tipo de reflexión, especialmente cuando vemos que Europa, de nuevo dirigida por Alemania, entrega 6 mil millones de euros a un Recep Tayyip Erdoğan abiertamente autocrático, para bloquear la entrada de un millón de refugiados sirios y abrir las puertas a 70 millones de turcos.

La democracia está en decadencia… Quizás deberíamos obligar a los estudiantes a leer “El autoritarismo se hace global: el desafío de la democracia”, escrito por Christopher Walker, Marc Plattner y Larry Diamond. Repiten lo ya sabido: que en tiempos de crisis, la credibilidad de una figura fuerte aumenta exponencialmente. Pero su análisis sigue teniendo actualidad, y eso es preocupante.

Sólo hay que mirar la reciente elección presidencial en Filipinas y constatar que el ganador es un cruce entre un hombre fuerte del pasado, al igual que Marcos, y un nacionalista estridente y xenófobo, como Trump. Rodrigo Duterte ha ganado las elecciones con la promesa de ejecutar a miles de criminales, expulsar a los extranjeros, y “no permitir que las sutilezas de la democracia comprometan la necesidad de medidas excepcionales contra la corrupción y el crimen”.

¿Cómo es posible dar oídos al mismo lenguaje en tantas y diferentes partes del mundo? ¿Habrá llegado la hora de admitir que estamos ante una crisis económica, social y de valores a escala mundial, que la actual globalización está moribunda, y que por lo tanto vivimos un momento de transición hacia lo desconocido?


Pays : 
- Grèce   

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