Se requiere una acción concertada para estabilizar los precios y garantizar que la población sea capaz de comprar y vender suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades. Foto: UNDP/Sierra Leona
Variaciones descontroladas de precios causadas por la crisis sanitaria del virus Ébola están haciendo más difícil que las familias puedan alimentarse y ganarse la vida de manera estable, según un nuevo estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Los cierres de fronteras, las restricciones de movimientos y una desaceleración de la actividad agrícola están sacudiendo duramente los mercados de alimentos, afirmó Ayodele Odusola, economista en jefe de la Oficina Regional para África del PNUD.
“Esta situación podría tener un impacto desastroso en los hogares, en un doble sentido: por una parte, al impedir que los agricultores se ganen su sustento; por otra, por los efectos sobre las familias de las grandes variaciones de precios de un día para otro en los mercados locales. Las personas que viven en zonas rurales y remotas están sintiendo el impacto de la disminución de su poder adquisitivo más que sus contrapartes urbanas,” agregó.
Desde el inicio de la crisis del ébola, el poder adquisitivo se ha reducido en un 20 por ciento en Sierra Leona y en más del 25 por ciento en Liberia. El estudio también revela que las comunidades rurales han sido las más afectadas, debido a los más altos costos de transporte y a la dependencia de unos ingresos agrícolas disminuidos. Por ejemplo, en dos tercios de los municipios en Liberia se ha observado una reducción del transporte.
Como resultado de ello, mientras que los habitantes de la capital, Monrovia, pagaban US$ 17,5 por 25 kilogramos de arroz en octubre, los habitantes del Sureste debían pagar US$ 21,3 por la misma cantidad. Teniendo en cuenta que Liberia y Sierra Leona dependen de Guinea para la importación de alimentos, su situación es particularmente grave.
Se requiere una acción concertada para estabilizar los precios y garantizar que la población sea capaz de comprar y vender suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades, indica el informe. Por ejemplo, Guinea fue capaz de limitar los aumentos en el precio del arroz debido a la escasez mediante un amuento de las importaciones de este cereal.
El estudio propone una solución con cuatro vertientes:
En primer lugar, los gobiernos de los países afectados por el ébola deben mantener sus fronteras abiertas a fin de asegurarse que los alimentos lleguen a los mercados y a la población.
En segundo lugar, las redes de protección social, como los subsidios agrícolas y los pagos en efectivo, podrían ayudar a mejorar la situación de los más pobres y vulnerables.
En tercer lugar, los gobiernos y la comunidad internacional deberían intensificar su apoyo a los agricultores locales a fin de prepararlos para la próxima temporada de siembra, en febrero y marzo. De esta forma se podría ayudar a evitar la escasez de alimentos en 2015 y más allá.
En cuarto lugar, el documento pide una combinación de políticas fiscales y monetarias diseñadas para mantener las monedas a flote y los precios bajos.