El campo de desplazados de Mingkaman, en Awerial (Sudán del Sur), se ha convertido en refugio para casi 100.000 personas. Foto: Pablo Tosco/Oxfam
Alrededor de 3.200 millones de personas seguirán por televisión el campeonato mundial que reúne en Brasil a los futbolistas más famosos de todo el mundo. Así, millones de hombres, mujeres, niños y niñas de toda África verán el mundial pegados a la televisión, mientras los más jóvenes sueñan, ilusionados, con ser estrellas de fútbol.
Para muchos de ellos, el Mundial de Brasil 2014 es una vía de escape momentánea de los conflictos en los que viven sumidos. Cuando el campeonato acabe, muy lejos de las cámaras de televisión, millones volverán a enfrentarse a la cruda realidad. Estos son los niños y niñas víctimas de las crisis olvidadas en el mundo.
Brasil ha contratado a 170.000 personas para garantizar la seguridad de los 500.000 seguidores que han acudido a celebrar las victorias de sus selecciones: casi cinco veces el número de efectivos para el mantenimiento de la paz que Naciones Unidas ha desplegado en los conflictos de Sudán del Sur, Sudán y la República Centroafricana para proteger a la población civil.
En el país más joven del mundo, Sudán del Sur, miles de personas han muerto y 1,5 millones de han visto obligadas a huir para salvar sus vidas: casi el triple del número de fanes presentes en el mundial de fútbol. También en este país, 7 millones de personas carecen de alimentos suficientes para comer, mientras otros 3 millones se encuentran en situación de crisis en Somalia, 2,5 millones en la República Centroafricana y más de 6 millones en Sudán. Juntas suman más personas que los habitantes de los Países Bajos (incluido su jugador estrella: Van Persie).
Crisis diferentes pero con un origen en común: la violencia
Estos conflictos son una de las principales causas por las que estas personas carecen de alimentos suficientes para comer. Naciones Unidas estima que se necesitan 2.200 millones de dólares para evitar que los habitantes de Sudán del Sur, Sudán, Somalia y la República Centroafricana padezcan hambre e inanición. Entre hoteles, bocadillos, etc., los seguidores presentes en Brasil gastarán hasta 3.200 millones de dólares durante el mundial. Así, resulta inverosímil creer que los líderes mundiales sean incapaces de encontrar fondos suficientes para ayudar a las víctimas de estas crisis.
Es necesario poner fin a estos conflictos para que las personas puedan regresar a sus hogares y reconstruir sus vidas. Los conflictos no estallan de un día para otro. El Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana cuenta con medidas para advertir de un posible conflicto. Si se puede identificar también se puede evitar. Pero el Consejo de Paz y Seguridad, a menudo hace vagas declaraciones en lugar de tomar medidas enérgicas e intervenir. La Unión Africana debe emprender acciones valientes para acabar con los enfrentamientos, como a menudo prometen que harán.
La sociedad civil se ha movilizado
Las ciudadanas y ciudadanos africanos están dispuestos a participar y no quedarse de brazos cruzados. A pesar de los combates que comenzaron hace ya seis meses en Sudán del Sur, muchas personas se han desvivido por ayudar a otras, sin importar su etnia. Catorce líderes africanos han exigido públicamente al presidente, Salva Kiir, y al vice-presidente, Riek Machar, que acaben con el derramamiento de sangre. En Somalia, organizaciones de la sociedad civil han advertido de que las personas viven muy por debajo de unas condiciones de vida aceptables. Y Africans Act 4 Africa, con el objetivo de sensibilizar acerca de estas crisis, ha organizado hoy partidos de fútbol por toda África como gesto de solidaridad con sus hermanos y hermanas de Sudán del Sur, Sudán, Somalia y la República Centroafricana. El fútbol es un idioma universal, así que todos podemos disfrutar de la Copa Mundial y, al mismo tiempo, mostrar nuestra solidaridad con quienes más lo necesitan.
Evitar una hambruna en la región es aún posible
Hace tres años, la comunidad internacional fue incapaz de evitar que el hambre asolara el Cuerno de África. Más tarde, la comisaria europea de Cooperación Internacional, Kristalina Georgieva, afirmó que "en demasiadas ocasiones, la respuesta necesaria solo llega cuando la crisis ya es demasiado grave y ocupa los principales titulares". Así que mientras vemos los goles repetidos en televisión una y otra vez, debemos pararnos un momento a pensar en quienes no están ahora en el foco de atención.
No es demasiado tarde para evitar una hambruna en Sudán del Sur o para evitar que los conflictos en Sudán, Somalia y la República Centroafricana se agraven. Podemos contribuir a salvar vidas presionando a los líderes mundiales para que otorguen a estos conflictos la importancia que les corresponde y proporcionen ayuda a las personas que más lo necesitan.
Todos sabemos que para esto no hay tiempo de descuento. La Unión Africana y la comunidad internacional deben dejar el banquillo y meterse en este partido crucial. Ahora.