La pobreza y el desempleo ponen a los jóvenes del Níger en peligro de involucrarse con las pandillas conocidas como “palacios”. Moctar, de 20 años, habla de sus experiencias como miembro de un palacio. (Video en inglés) Véalo en RealPlayer
Por Nathalie Prevost y Charlotte Arnaud
El Día Internacional de la No Violencia es el 2 de octubre.
UNICEF y sus aliados están tratando de llegar a los jóvenes desocupados en los barrios más pobres de Zinder, Níger, que están asociados con pandillas violentas.
ZINDER, Níger, 3 de octubre de 2013 – Moctar, de 20 años, es miembro de un “palacio” en Zinder.
“Los palacios son el nombre de los puntos de encuentro de los jóvenes”, explica bebiendo un té. “Si tuviéramos trabajo no estaríamos peleando. Pero debido a que estoy en el paro y sin dinero, me enojo fácilmente. Si alguien me toca, incluso si es mi hermano o un anciano del vecindario, puedo enfadarme fácilmente y pensar que están faltándome el respeto. Entonces puedo empezar una pelea.
“A veces usamos cuchillos”, continúa. “Cuando nos separan, todo el mundo llama al miembro de su propio palacio. Y luego todos los palacios luchan entre ellos. Cuando la situación se descontrola, terminamos en la comisaría”.
Las niñas asociadas con las pandillas corren un riesgo mayor de sufrir abuso físico o sexual. Falmata*, de 18 años, fue testigo del maltrato de las niñas cuando pasó un tiempo con los miembros de una pandilla. Véalo en RealPlayer
Palacios de Zinder
Los palacios de Zinder, que se encuentran a 1.000 km al este de la capital, Niamey, están compuestos de hecho por pandillas de jóvenes ociosos y propensos a la violencia. En la ciudad de Zinder hay 320 esas bandas. Cada una tiene de 10 a 50 miembros. En 2012 se publicó un estudio sobre estas pandillas con el apoyo de UNICEF.
Según Souley Aboubacar, un investigador independiente y autor del estudio, las causas de esta violencia son la pobreza y la crisis económica, las deficiencias del sistema educativo y de las políticas de juventud, y la falta de responsabilidad de los padres. Las zonas de influencia de los palacios se encuentran en los barrios más pobres, en particular Kara Kara, un barrio creado originalmente para albergar a las personas con discapacidades y con lepra.
“Para todos los grupos, es la misma rutina”, escribe Souley. La banda actúa principalmente por la noche. Las reglas están hechas por el líder, a quien se denomina jefe, presidente, shugaba. Cada miembro tiene un apodo y la solidaridad es intensa. La mayor parte del tiempo, el grupo tiene una sede, en la calle, en la casa de alguien o en el lugar de trabajo”.
Según la encuesta, la mayoría de los jóvenes han perdido el contacto con su familia y tienen que valerse por sí mismos. Encontrar simplemente qué comer cada día es un problema para ellos. Por lo general, tienen dificultades en la escuela, y usan drogas y alcohol.
Niñas asociadas con los palacios
El Sr. Souley subraya que no hay muchas jóvenes en los palacios, ya que el 72% de estos grupos está compuestos por varones. Las niñas asociados con las pandillas suelen ser amigas de los pandilleros. Su situación es considerada como indecente, ya que la norma social en el Níger es que las niñas se casen muy jóvenes y se queden en casa.
Las niñas asociadas con los palacios afrontan peligros concretos.
Falmata*, de 18 años, estuvo dos años en un palacio. “Me juntaba con ellos porque aquí no hay trabajo. Me sentaba con los jóvenes del palacio. Preparaba sus comidas. Por la noche, nos lavábamos y nos íbamos a la ciudad. Las niñas que no salían se quedaban en la habitación de su novio. Algunas de las chicas pasaban la noche con ellos. A veces no regresábamos a casa antes de que se hiciera de día”, recuerda.
“Algunos de los jóvenes golpeaban a sus novias. Las chicas aceptaban que las golpearan. Yo estaba acostumbrada a pelear. Si descubría que mi novio estaba con otra chica, la buscaba y me peleaba con ella. Si lograba dominarla, le daba un puñetazo. También usé armas, como por ejemplo hojas de afeitar”.
Una salida
Algunas niñas están expuestas a la violencia de los palacios incluso a los 10 años. Sin embargo, para estas niñas no hay muchas otras opciones. El acceso a la educación es muy limitado para las niñas en el Níger y varía considerablemente según la región y la riqueza, algo que aumenta su exposición a la violencia y el abuso. Y las niñas siguen estando entre los grupos más explotados y vulnerables de África Occidental y Central.
Falmata y sus amigas de los palacios se separaron finalmente, gracias a los programas de sensibilización que apoyan UNICEF y sus aliados. Estos programas incluyen asociaciones que promueven oportunidades y fortalecen la equidad. Trabajan con los jóvenes y sus familias en Zinder, ofreciéndoles asesoramiento y formación para facilitar su integración profesional y en la comunidad, con el objetivo de que disfruten de un futuro mejor.
*Los nombres se han cambiado.
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http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/niger_70545.html