Nicolas Bailly es el fundador de touscoprod.com, un empresa que da a los internautas la posibilidad de coproducir películas que no han conseguido toda la financiación necesaria.
Entrevista realizada por Lucía Iglesias Kuntz, Oficina de Información Pública de la UNESCO.
¿Puede explicarnos cómo funciona su sitio y cuál es su objetivo?
> touscoprod es un sitio internet que permite al internauta comprar, a partir de diez euros, porcentajes de coproducción de películas, tanto largometrajes como cortos, filmes de animación o documentales.
Para ello, basta seleccionar un proyecto en nuestro catálogo, que presenta cada película con un resumen del guión, una ficha técnica, el reparto previsto y vídeos de los autores, realizadores, actores y productores.
Mediante un simple clic cualquier puede pagar en línea y convertirse así en “coproductor” de la película. El coproductor accede a un conjunto de servicios y, una vez estrenado el filme, recibirá una parte de los beneficios de explotación. Esos servicios se elaboran en función del grado de avance del proyecto: van desde foros privados a debates en línea con el equipo de la película, y se da también a los coproductores prioridad para hacer papeles de figuración o invitaciones para participar en el rodaje o el estreno. Una vez reunidas las sumas aportadas por los internautas, touscoprod negocia sus beneficios futuros con el productor de la película. La empresa puede así llegar a abonar 80% de la facturación a los coproductores.
En suma, el objetivo que persigue nuestra empresa es reunir fondos complementarios para aquellas películas que no han logrado cerrar sus presupuestos. Y, al mismo tiempo, formar comunidades que participen en la campaña de promoción del filme.
¿Qué tipo de proyectos les interesan?
> En primer lugar, todos los proyectos que ponemos en línea nos son propuestos por productor ejecutivo, puesto que touscoprod se limita a la coproducción. A continuación, un comité selecciona cada proyecto en función del guión, el presupuesto y el plan de financiación, para garantizar lo más posible su viabilidad. No tenemos una línea editorial precisa, queremos hacer películas de calidad cuya realización o distribución no serían posibles sin ayuda de los internautas.
El sitio existe desde enero de 2009, ¿hay algún proyecto que ya esté en marcha o a punto de estarlo?
En sólo dos meses, hemos consolidado un catálogo de unos 15 filmes. Uno de ellos, un largometraje, ha recaudado ya casi el 30% de los 62.500 euros que precisa gracias a la ayuda de 400 coproductores. Son cifras muy alentadoras, sobre todo porque fuera de lo que ha dicho la prensa todavía no hemos hecho campañas publicitarias para darnos a conocer.
También estamos negociando la puesta en línea de una decena de proyectos más (largometrajes y documentales franceses y europeos). Calculamos que el primer estreno de uno de nuestros filmes será en septiembre de 2009.
¿No resulta un poco idealista pretender competir con las grandes ‘majors’ estadounidenses mediante un sitio internet?
> No pretendemos en absoluto hacer la competencia a los grandes estudios de Hollywood ni de ninguna parte. Recordemos que con sus superproducciones, esta industria financia directa e indirectamente al cine independiente. touscoprod quiere precisamente apoyar la producción independiente construyendo comunidades que aporten financiación suplementaria y promocionen películas con presupuestos de marketing bajos.
Queremos crear una relación entre el público y el séptimo arte previa al estreno de cada película. Puesto que es el público quien financia el cine, ¿por qué no permitir que actúe y opine sobre la creación?
¿Qué le inspira la Convención de la UNESCO para la protección de la diversidad cultural?
> La Convención de la UNESCO es muy ambiciosa y, en ese sentido, creo que debe también proponer acciones concretas. La confrontación entre culturas y realidades económicas tiene que ser un motor de la creatividad. Creo que las nuevas tecnologías desempeñarán un papel cada vez más importante en la acción de la UNESCO para la protección de la diversidad cultural, siempre y cuando respeten las especificidades locales de cada proyecto o cultura sin tratar de que entren en moldes universales y permitan al público implicarse, más allá del aspecto puramente financiero. La protección de la diversidad es algo que todos podemos hacer nuestro.
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