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Date :  2007-02-16
langue :  Espagnol
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Paradigma del Estado (Globalización y decadencia del ---)

Paradigma del Estado

Source :  Lucio Levi


En los estudios políticos científicos, subsiste una distinción disciplinar anticuada entre las “ciencias políticas” y las “relaciones internacionales”, o más bien, una distinción entre el estudio de las políticas interiores y el de las políticas internacionales. El Estado(1) siempre es el paradigma de referencia en las investigaciones sobre las ciencias políticas.

El empleo de este paradigma nacional para estudiar la política pone trabas al progreso del conocimiento. Separar el estudio de las políticas interiores y el de las políticas internacionales es un error teórico, puesto que este enfoque impide considerar las relaciones recíprocas entre estas dos esferas y, por lo tanto, estudiar el hecho político como un todo. Por una parte, la estructura de un Estado y sus problemas económicos y sociales influyen en el modo en que este Estado se comporta en sus relaciones con los otros Estados. Por otra parte, el sistema internacional influye en la estructura de los Estados y en su política interior.

Todo análisis político requiere el uso de un modelo teórico que posibilite el estudio de las relaciones recíprocas entre las políticas interiores y las internacionales, entre el Estado solo y el sistema de Estados. Un modelo como este no existe.

Si queremos alcanzar una teoría política unificada, más allá de las barreras disciplinares que separan artificialmente el estudio de las políticas interiores y el de las políticas internacionales, el enfoque sistemático debe tener las cualidades requeridas. Cuando se examina el proceso por el que un sistema político responde a las tensiones del entorno condicionando su actividad, está permitido estudiar no solamente los procesos que tienden a preservar el sistema, sino también aquellos que conllevan cambios.

A pesar de la diversidad de enfoques, la mayoría de especialistas en ciencias políticas y en relaciones internacionales sigue compartiendo esta hipótesis: la división del mundo en Estados soberanos no es una situación históricamente determinada y transitoria, sino un carácter permanente de lo político. Sobre este asunto, Waltz escribió: «la trama de la política internacional permanece constante con sus modelos recurrentes y sus acontecimientos que se repiten indefinidamente…El carácter de persistente anarquía de las políticas internacionales explica la sorprendente uniformidad de calidad de la vida internacional desde hace milenios» (p. 143). Esta concepción no es compartida por Aron, cuya obra, Paz y guerra entre las naciones, hace referencia a ella en el estudio de las relaciones internacionales: «existirá una diferencia esencial entre la política interior y la política extranjera [...] hasta el día en que la humanidad consiga unificarse en un Estado universal», escribe Aron (p. 25). Esta afirmación es importante porque concibe la división de la humanidad en Estados soberanos como una situación histórica transitoria que podrá desaparecer cuando se establezca un Estado universal. Es la condición que presentaba Kant, hace más de dos siglos en su ensayo sobre la paz perpetua, como objetivo de la evolución del hombre a través de la Historia.

Pero mientras el objetivo de una federación mundial sea una Idea de la Razón que Kant situaba en un futuro indefinido, la hipótesis según la cual la unificación mundial ya está en marcha, impulsada por la revolución científica de la producción y por la globalización, es cada vez más popular hoy en día entre los investigadores. Los cambios que han afectado al Estado soberano y al sistema internacional de los Estados se reconocen ahora como el hecho político decisivo de nuestro tiempo. En consecuencia, el paradigma del Estado soberano debe reconocerse como un paradigma apropiado para la teoría política de una época histórica dada (caracterizada por los Estados nación) y ha de dejar de considerarse una guía para la investigación política en nuestra época.

La construcción de una teoría política general que unifica las ciencias políticas y las relaciones internacionales es una labor a largo plazo que puede ser perseguida por una generación entera de universitarios. Una gran cantidad de investigadores trabaja en la elaboración de una teoría política que se corresponda más con la evolución de la historia contemporánea. Están agrupados según la orientación de la investigación que defienden (gobernanza mundial, modelos de orden mundial, estudios del sistema-mundo, democracia cosmopolítica, investigaciones sobre la paz, teorías de la dependencia, teorías de la sociedad civil mundializada, etc.), pero no existe por el momento un modelo universalmente compartido.

Mediante la formación de la sociedad civil mundial, la globalización pone en duda el principio de la supremacía del Estado sobre la sociedad civil, cuyo dinamismo escapa al control del Estado. Además, las relaciones internacionales están condicionadas, de manera cada vez más abrumadora, por actores no estatales (bancos y sociedades multinacionales, organizaciones no gubernamentales, grupos terroristas y criminales que amenazan el control que hasta entonces ejercía exclusivamente el Estado sobre las relaciones internacionales) y compiten con estos en términos de poder de decisión sobre las grandes cuestiones en política internacional.

A la duda sobre cómo se desenvolverá la crisis del Estado soberano y sobre cómo la política conseguirá gestionar el «proceso de globalización», el análisis de la unificación europea puede aportar un primer elemento de respuesta. Las instituciones de la Unión Europea son una expresión de la tendencia general a la «constitucionalización» de las relaciones internacionales. Instituciones como el Parlamento Europeo, que está dotado de un poder de codecisión legislativa y de un poder de control sobre la Comisión Europa, o también el Euro (la moneda única europea), muestran que la Unión Europea va más allá de las formas tradicionales de cooperación de las organizaciones internacionales. La obra de la construcción constitucional de la Unión Europea es el laboratorio de una nueva forma de Estado. Cabe señalar que este proceso crea un nuevo nivel de gobierno en Europa que no reemplaza a los gobiernos nacionales, regionales o locales, sino que se adhiere a estos. Sin embargo, la Unión Europa tiene, en sus ámbitos de competencia, el poder para interferir en los asuntos interiores de los Estados, como la política monetaria, el comercio o la competencia; un poder basado en la autoridad conferida a la Comisión Europea en materia de libre competencia.

Si se quiere «gobernar la globalización», resulta evidente que nuevos poderes nacionales deben ser instituidos. Bajo los estandartes del libre comercio internacional (Organización Mundial del Comercio) y de la protección de los Derechos humanos (Corte Penal Internacional), las organizaciones internacionales regulan aquello que en el pasado se consideró como asuntos interiores de los Estados. Sin embargo, el problema pendiente es que lo hacen sin procedimientos de legitimación democrática. En nuestra época, «todo se ha globalizado, excepto el consenso. Solamente la democracia ha permanecido confinada al nivel del Estado nacional» (Monbiot, p.7).



Notas:

(1) «State-centric paradigm», en el texto original.



Bibliografía:

- Aron R., Peace and War. A Theory of International Relations, Doubleday & Company, Garden City, NY., 1966.
- Dehio L., The Precarious Balance, Chatto and Windus, London, 1963.
- Easton D., The Political System, Knopf, New York, 1953.
- Hintze O., Staat und Verfassung, Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen, 1970.
- Kant I., "To Perpetual Peace", in Perpetual Peace and Other essays, ed. by T. Humphrey, Hackett, Indianapolis, 1988.
- Kaplan M.A., System and Process in International Politics, Wiley, New York, 1957.
- Monbiot G., The Age of Consent, Flamingo, London, 2003.
- Modelski G., Principles of World Politics, Free Press, New York, 1972.
- Ranke L., Die grossen Mächte,Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen, 1963.
- Robinson J., Economic Philosophy, C.A. Watts & Co., London, 1962.
- Waltz K.N., Theory of International Politics, Addison-Wesley, Reading, MA., 1979.
- Weber M., "Politics as a Vocation", in The Vocation Lectures, Hackett, Indianapolis, 2004.


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