Definición:
Alterglobalización es el concepto que da cuenta de la marcha de la construcción de alternativas al paradigma dominante -desde hace alrededor de dos decenios- de la globalización económica, financiera e informativa. Con su emergencia, ya no sólo se trata de una contestación simple y sistemática a dicha globalización (lo que se conoce como antiglobalización), sino de una puesta en perspectiva crítica, de un alejamiento radical, así como de la experimentación de nuevas proposiciones, de nuevos modelos de organización económica, social, política y cultural. Se trata, por la vía y medio de mundializaciones muy diferentes de “la globalización” dominadora -presentada como hecho ineluctable y autónomo- de forjar “otro mundo posible” más justo, más equitativo y menos caótico. La alterglobalización es, así pues, una respuesta positiva, capaz de organizar el relevo en todos los campos en los que la globalización produce efectos destructores o amenazantes.
Origen:
El concepto dealterglobalización ha sido forjado a lo largo del año 2001, en el marco de una discusión transnacional entre actores de origen diverso, comprometidos en la elaboración conjunta del Foro Social Mundial (FSM) y sus desarrollos regionales –en particular el colectivo ATTAC, que puede reivindicar una buena parte de su paternidad. En efecto, desde el otoño de 1999 y el fracaso de la Cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle, y hasta el lanzamiento del primer FSM a finales de enero de 2001, las diferentes movilizaciones de la OMC, como también el proyecto ALCA (iniciado en 1990) y las reuniones del G8 (desde 1998), fueron estigmatizadas por el discurso político y mediático con el epíteto de “antiglobalización”. Sin embargo, esta reducción a una postura “anti”, aunque fuera encarnada adecuadamente por el “momento de Seattle”, se muestra cada vez más insostenible a un número creciente de actores que reivindican prioritariamente la búsqueda de alternativas (políticas, económicas y sociales), y que no rechazan sin matices las diferentes formas de mundialización en curso (por ejemplo, la mundialización de la acción humanitaria o aquella de las luchas a favor de los derechos del hombre). La cuestión de una designación más adaptada de los movimientos y los actores afectados se ha convertido, de esta manera, en algo esencial, en el momento en que estos probaban, a través de la construcción del FSM y de otras plataformas de discusión transnacional, que estos no se contentaban con poner en tela de juicio los desórdenes de la globalización neoliberal, sino que intentaban elaborar propuestas de gobernanza mundial fundada en los análisis y métodos enteramente diferentes. Es por esto que el “alter” de alterglobalización no puede ser percibido como una distinción superficial: al contrario, éste pretende dar cuenta de una tendencia a nivel ontológico distinta de aquella de la antiglobalización.
Contenido:
Alterglobalización no define ni un programa de gobierno, ni una política económica o cultural determinada. Al contrario, es a la vez una postura y una metodología que intenta resistirse y responder a aquello que se presenta bajo la especie de un corpus fijado: es decir, en particular, los principios neoliberales que se refieren a las políticas presupuestaria, monetaria y social; la reducción sistemática del papel y de la intervención del Estado en todos los sectores de actividad; la liberalización siempre más extendida de los diferentes mercados, en nombre de la eficiencia económica y de “la democracia”; la promoción de las zonas de libre cambio o del “Consenso de Washington”; finalmente, las “guerras preventivas” llevadas a cabo en contradicción con todos los conocimientos del derecho cosmopolita… Frente a este corpus, experimentado bajo el impulso estadounidense y con la amplitud que se conoce en las Américas, en África, en el sudeste asiático y en Europa (del Este, en particular) desde hace dos decenios, los “alterglobalistas” reivindican una intervención al menos a tres niveles. Al principio, estos proceden -en el cuadro de debates contradictorios, llevados a cabo en el seno de Foros o de otras instancias- a un reconocimiento de la situación, un balance comparativo de estos experimentos contemporáneos (nacionales y regionales) del “proyecto neoliberal”. A continuación, estos se esfuerzan en elaborar, en todos los dominios afectados (del fiscal al cultural, pasando por el medioambiental), proposiciones que tienen por vocación servir de ayuda a la decisión política, con vistas a la puesta a punto de políticas muy diferentes de aquellas cuyos balances ya mencionados llevan al fracaso. Finalmente, estos prevén -gracias a la intervención concertada y a los útiles forjados en común- aumentar considerablemente el pluralismo y la difusión de las informaciones necesarias, la toma de conciencia, la calidad y la intensidad del debate, así como la movilización de todas las cuestiones ligadas al seno de la sociedad civil internacional.
Modalidad:
La alterglobalizaciónes un movimiento paradójico a diferentes niveles. En efecto, aunque se haya constituido como respuesta a una categoría (antiglobalización) percibida como injusta y simplista, no es, sin embargo, objeto de una verdadera apropiación por sus supuestos partidarios (que se encomiendan raramente a él); y el uso mismo del término alterglobalización se aplica sobre todo a la acción de aquellos (políticos, periodistas, intelectuales…) que no se adhieren a su trayectoria. Todo pasa, en efecto, como si el simple hecho de añadir un prefijo cualquiera (anti, alter, etc.) al concepto de globalización no pudiese conducir más que a un significado discutible, si no refutable. Por el contrario, el movimiento que éste encarna ha logrado hacer ampliamente popular la idea de que “otro mundo es posible”, o una pluralidad de mundos (por oposición al “globo” único y unívoco del mercado); de la misma manera que son posibles otras formas de hacer éste o estos mundos, es decir, en concreto: otras mundializaciones. He ahí, así pues, a la vez la originalidad y la importancia de la contribución de aquello que designamos de modo aproximado con el vocablo de alterglobalización: la capacidad de hacer entender que “la globalización” no es más “un hecho” que una fatalidad, sino que se corresponde con un proyecto al cual podemos oponer otros tantos, producto de otros objetivos, así como de otras vías y otros medios.
Perspectivas:
De cierta manera, se podría decir que el concepto de alterglobalización y su promoción han contribuido a “revitalizar” el concepto de alternativa, y que han procurado una figura útil y contemporánea a la vieja búsqueda de “alternativas”. Pero este éxito relativo lleva en sí mismo su propio límite, puesto que el desplazamiento semántico y filosófico del “anti” versus el “alter” no designa una verdadera emancipación de las actitudes, de las posiciones y de las tesis concernidas. Al contrario de lo que sucede en una verdadera autonomización de movimientos susceptibles de ser reivindicados, estos mantienen una proximidad de los cuerpos de pensamiento dominantes, lo que les lleva a definirse ahora y siempre con respecto a estos precedentes -aunque haya distancia, sin duda ésta no es suficiente para que la alteridad prevista se transforme en auténticos “otros pensamientos y acciones”. En este sentido, la alterglobalización carece, al menos en el estadio actual, de una dimensión intrínseca utópica. Si ésta ha forjado lugares originales y una fuerza indiscutible -tal como el FSM-, que quieren permanecer anclados en el terreno balizado de las problemáticas (económicas, sociales, políticas…) normativas, respondiendo término a término a los principios neoliberales, a los discursos inclusivos, a los procesos globalizadores; ésta también se encierra en el seno del mismo topos que aquel de los adversarios designados y no llega a proyectarse más allá, como lo requiere toda trayectoria verdaderamente utópica. Ni desligada de la globalización, ni suficientemente diferenciada de la antiglobalización, ésta se ha asignado su propio límite a priori, no encomendándose desde el principio a la Utopía –esto es, no reivindicándose como una utopía voluntaria y necesaria, hic et nunc.
Bibliografía:
GERM (coord. François de Bernard), Dictionnaire critique de « la mondialisation » , Le Pré aux Clercs, Paris, 2002 ;
Revues Mouvements et Transversales (coord.), Où va le mouvement altermondialisation?, La Découverte, Paris, 2003; François Houtart, Forces et faiblesses de l’altermondialisation, Le Monde diplomatique, Paris, 2003;
Bernard Cassen, Tout a commencé à Porto Alegre... Mille forums sociaux, Éditions 1001 Nuits, Paris, 2003;
Carlos Taibo, La alterglobalización, Red de solidaridades rebeldes, Buenos Aires, 2003;
Agustín Morán, Globalización, alterglobalización y crisis, www.lahaine.org, 2005..