Ref. :  000022010
Date :  2005-12-26
langue :  Espagnol
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POBREZA Y VIOLENCIA


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PREÁMBULO

En principio, señalaría que el título de esta comunicación no ha sido propuesto por mí, sino por los organizadores del presente encuentro. Probablemente no es el que yo habría sugerido, pero como estoy seguro de que había excelentes razones para tratar esta problemática, lo he aceptado sin discusión ni puesta a punto previos. Por otra parte, estimo que en general es una regla de juego más provechosa que obligarse a trabajar sobre unas problemáticas que no hemos preconcebido (por costumbre o recurso), y sugiero que se extienda esta regla al marco del desarrollo de la red de diálogo intercultural que hemos sido invitados a promover juntos.
Hago esta observación, porque tendría razones para considerar como irrazonable al personaje que surgiría en una escena cualquiera pretendiendo abrazar por su discurso una problemática tan temible -“pobreza y violencia”-, que pareciera reunir ella sola lo esencial de los males de la humanidad contemporánea y difunta…
Si bien he aceptado abordar este desafío, no es ni por presunción, ni con motivo de “competencias” supuestas en la materia (de Bernard 1995 y 2002), sino para ponerme al servicio del objetivo que nos ha sido asignado por la dinámica política euro-mediterránea: a saber, la idea de pensar, de acompañar y, si es posible, de favorecer una dinámica tal, por la instauración de un “diálogo intercultural”, con vistas a profundizar en los vínculos entre los pueblos y las naciones del área mediterránea – entre estos treinta y cinco países que se esfuerzan por definir los contornos de un proyecto de porvenir común y pacífico, en el seno del cual todos podrían tener el sentimiento de convertirse en “ganadores” en un respeto mutuo.


1. CUATRO DOXA A CONFRONTAR

Esto habiendo sido planteado, me parece indispensable, para comenzar a afrontar el desafío, partir de cuatro tipos de doxa que monopolizan el debate, desde que se trata de abordar las cuestiones de pobreza y de violencia. Recordaré, así pues, los términos genéricos de estos cuatro conocimientos.
1.1. LA PRIMERA puede ser titulada “doxa circular de pobreza y violencia”. Ésta se corresponde con el constante alegato de que: i) la pobreza engendra sistemáticamente la violencia, y de que ii) la acumulación de violencia así engendrada produce, cuando le toca, más pobreza que ella misma…, etc. El que sea un juicio de evidencia no nos impide consolidarlo por numerosas pruebas de apoyo (1).
1.2. LA SEGUNDA DOXA que vuelve delicado nuestro planteamiento es la “doxa Norte/Sur”, de la cual la mundialización misma puede ser considerada como terminada. Es la idea de que las relaciones entre pobreza y violencia deben ser pensadas principalmente a la vista de las relaciones Norte/Sur, y en una perspectiva histórica y geopolítica que se remonte, por lo menos, a las primeras colonizaciones modernas. Desde este punto de vista, todo o lo esencial podría ser explicado por las asimetrías económicas, políticas, sociales y culturales introducidas por los colonizadores, y cuyos efectos contemporáneos se leen principalmente en términos de flujos migratorios engendrados por la pauperización de las populaciones afectadas “del Sur” (2).
1.3. LA TERCERA DOXA que ocupa el terreno es la “doxa de las dos riberas del Mediterráneo”, que podríamos aún designar por la presentación simbólica: Europa/(Magreb+Machrek). Esta doxa constituye una especificación de la precedente (Norte/Sur), para la cual el desarrollo de violencia y pobreza, en el seno del “área mediterránea” debe ser analizada prioritariamente a la vista de las asimetrías históricas instauradas entre las dos riberas en la época moderna y contemporánea. El conjunto de este conocimiento puede ser encontrado en los recientes acontecimientos de Ceuta y Melilla, como en las interpretaciones caóticas que estos han suscitado.
1.4. FINALMENTE, LA CUARTA DOXA habiendo tomado un lugar considerable en los discursos sobre pobreza y violencia es la “doxa de la globalización”, que se articula con la primera (la doxa circular), para prolongarla y reforzarla. Desde el punto de vista de esta doxa, “la globalización” (económica, financiera e informativa, frente a las otras mundializaciones) es la que debe ser considerada aquí y ahora como “primer motor” de una acentuación de “la pobreza” (mundial, regional y local) reducida a sus dimensiones económica y social, después de una extensión correlativa de “la violencia” (plural), los tres “fenómenos” reforzándose mutuamente, de manera que los medios para salir de tal “ciclo” parezcan más complejos de elaborar.


2. LOS ORÍGENES Y LAS MODALIDADES DE ESTAS DOXA


2.1. UNA ACEPTACIÓN POBRE Y EXTENSIVA DEL CONCEPTO DE “FRONTERA”


En efecto, los diferentes tipos de doxa evocados proceden todos de la referencia a una idea de frontera que no es todavía un concepto, sino que se queda en una “noción vaga y confusa”.
a) En primer lugar, las fronteras conceptuales: aquellas entre pobreza y riqueza; pobreza y desarrollo; Occidente y Oriente; Norte y Sur; Europa y los “países en desarrollo”; finalmente… ¡entre pobreza y violencia, claro!
b) Después, las fronteras geográficas, estatales o regionales. Generalmente, consideramos que son adquiridas y que influyen decisivamente en las situaciones de pobreza y violencia – ¿pero no podemos forjar un punto de vista diferente?
c) La frontera es concebida, la mayor parte del tiempo, como un simple límite que no sería más que eso (une “borne frontière” — un “límite fronterizo”?), y que no produciría más que separación: entre Estados, regiones, hombres, economías, políticas, fenómenos humanos –de ahí el carácter emblemático, que no se le ha escapado a nadie, de los límites fronterizos de Ceuta y Melilla.
d) Finalmente, la frontera parece tener por función principal concertar y confirmar la lógica binaria normativa de las relaciones entre pobreza y violencia, así como de las que éstas mantienen con desarrollo, globalización, Norte, Sur, Occidente, Islam…
La frontera parece siempre tener lugar para explicar (3), y para explicar fácilmente, con una nitidez que da vértigo. Es una respuesta acordada a una cuestión desplazada.


2.2. ¿RETÓRICA O COMPLEJIDAD?

En la presentación normativa, presentamos la pobreza como causa de violencia, después la violencia como causa de pobreza, y así continuadamente, según una espiral que acrecienta los efectos reales de la una y la otra. Si añadimos “la globalización” como causa (de crecimiento) de la pobreza, obtenemos un esquema de causalidad tranquilizadora… ¡pero que borra quizás lo esencial! Es decir, por ejemplo: vínculos que no serían de simple causalidad (una causalidad de evidencia), sino de conectividad, de contigüidad, de contaminación, de extensión, de desbordamiento, de inclusión, etc. Sin embargo, todo ocurre como si estas otras posibilidades de articulación contrariasen la forma de exclusividad que se confiere mayoritariamente a la relación de causalidad entre pobreza y violencia. Como si, de la conectividad a la inclusión, estas posibilidades pareciesen inconfesables, e incluso: impresentables…


2.3. UNA AUSENCIA DE PUESTA EN PERSPECTIVA

Parece como si nos costase mucho pensar en la pobreza y la violencia conjuntamente, a diferentes escalas, mostrándose capaz de establecer vínculos que no sean retóricos entre marcos distintos en los que éstas se den. Si intentamos hacerlo, por ejemplo, a la vista de los siguientes marcos: primero, i) un marco local (provincia de Tizi Ouzou); después, ii) nacional (Argelia), después, iii) “regional” (Mediterráneo); finalmente iv) “global” (“la globalización”), estamos persuadidos de preguntarnos cómo pensar los vínculos entre pobreza y violencia, en función de cada uno de estos marcos, pero teniendo igualmente en cuenta las relaciones que entablan estos marcos. ¿Cómo resistir a los dos acercamientos normativos que consisten: a) en dividir en sectores la comprensión (la idea de que todo depende de uno de los marcos en particular), y: b) explicar todo por la aspiración de lo local por lo global? En efecto, encontramos la contradicción de que: c) no queremos volver a “pensar localmente” la pobreza y la violencia; d) no sabemos (o, todavía no) “pensar globalmente” (concertamos, por recurrencia, lo local en función de lo global –hablamos entonces de “glocal”, con el fin de enmascarar la ignorancia o la incapacidad); y e) nos mostramos incapaces de pensar la relación misma entre los diferentes marcos en los que se despliegan la pobreza y la violencia.


2.4. UN OLVIDO CENTRAL DE LA CUESTIÓN DE LO POLÍTICO COMO PRECISAMENTE CENTRAL

La investigación normativa está casi siempre centrada en las causas responsables y las malas decisiones: políticas, económicas, sociales, nacionales o multilaterales, susceptibles de explicar la progresión de la pobreza y de la violencia. A este respecto, una responsabilidad particular es atribuida a la extensión de la globalización –una causa maestra de la que abusamos mucho. Así, permanecemos en una cierta “evidencia”, que siempre podemos correlacionar de manera cuantitativa y estadística, e incluso con la que contentarnos. Pero todo pasa -incidentalmente- como si evitásemos (o esquivásemos) lo más importante: saber el impacto y el papel (propios y distintos) de la destrucción organizada de lo político, de su contestación multiforme, de su pérdida de terreno planetario. Una disolución en la que intervienen, efectivamente, la globalización como proyecto (de dominación de lo económico sobre todas las otras actividades y sectores), pero también otros proyectos (comunitarios, étnicos, terroristas, etc.) que refutan lo político.


3. FRONTERAS, TÉRMINOS Y LÍMITES

A fin de superar los diferentes conocimientos en el seno de los cuales se encuentra atrapada la problemática “pobreza y violencia”, sugiero volver a visitarla gracias a ciertos instrumentos disponibles que ya han sido probados en repetidas ocasiones. Estos útiles son los conceptos de término, límite, frontera, borderline, pero también de inclusión.

3.1. TÉRMINO Y LÍMITE

El primer instrumento analítico, y sin duda el más preciado, es el que nos ha sido dado por Kant en diferentes textos mayores, a saber la pareja término/límite. Kant distingue así los términos/fines (schrante) del conocimiento, que marcan la no consecución de aquel en las ciencias, y los límites (Grenze), negaciones que le son interiores.


Pero, para subrayar bien el poder de esta dinámica entre términos y límites, recurriría al pasaje de un curso de Deleuze, que pone admirablemente en escena el instrumento kantiano. Deleuze decía así: “Yo diría que con Kant el tiempo adquiere un carácter tonal, cesa de ser modal (…) Verá, la línea cíclica, cuando el tiempo es cíclico, es una línea que limita el mundo y sobra decir que si el tiempo se vuelve línea recta, quiere decir que no limita más el mundo, sino que lo atraviesa. En el primer caso, el tiempo cíclico es un tiempo que limita y que, por tanto, opera -aquello que para los griegos ha sido siempre el acto supremo-, opera la limitación. Cuando el tiempo se vuelve línea recta, no limita más el mundo, lo atraviesa, no es más un límite en el sentido de limitación, es límite en el sentido de: estar al final, no cesa de estar al final, en el sentido de paso, en última instancia. La misma palabra “límite” cambia radicalmente de sentido, no es más la operación que limita algo, es al contrario el término hacia el cual algo tiende, y a la vez la tendencia y aquello hacia lo cual ésta tiende, eso es el tiempo” (4).
De hecho, en lo que concierne a nuestro presente sujeto, estamos acostumbrados a “pensar” en términos finitos (en el sentido de una simple negación, que no dice nada de aquello que está más allá) las cuestiones de pobreza, de violencia, y de “pobreza y violencia”. Unos límites a partir de los cuales “comienza” o “termina” la pobreza (Cf. los famosos « índices de pobreza », principalmente monetarios y estadísticos, sobre los cuales discutimos desde hace más de cuarenta años, para volver imperturbablemente al pretendido “umbral de un dólar por día y por habitante”). Del mismo modo para la violencia, que se mide de manera creciente por unos “indicadores” sociopolíticos: i) por debajo de los límites designados por estos indicadores, esto no sería todavía violencia (así, ¿Quién tiene efectivamente en cuenta la violencia de la exclusión conceptual y del lenguaje?); y ii) del otro lado, esto sería otra cosa diferente de la violencia (que reclamaría otras categorías, por ejemplo: terrorismo, monstruosidad, inhumanidad). Lo mismo ocurre con “pobreza y violencia”, que son primero pensadas en su separación por uno o unos límites: el discurso normativo atestando que pobreza (aquí) y violencia (allí) pueden coexistir; su emergencia conjunta estando, claro, tan frecuente como bien conocida, pero sin que se les pueda atribuir una verdadera comunidad de lugar y de ser.


Yo propongo, así pues, modificar la perspectiva como sigue. En un primer momento, pensaremos la pobreza y la violencia como no limitadas, pero teniendo unos límites comunes, si no compartidos (¡y por investigar!) con otros objetos de pensamiento tales como “la globalización”, “el mercado mundial”, “el desarrollo”, “la disolución de lo político”, “la desregulación”, “los derechos del hombre”.
En un segundo momento, pensaremos pobreza y violencia como si tuviesen unos límites comunes entre ellas: es decir, como dos lados de un mismo límite. Pobreza y violencia como no siendo ciertamente “la misma cosa”, pero no pudiendo ser tampoco pensadas separadamente: es la idea del “paso en última instancia”, evocada por Deleuze.
En un tercer momento, después de una des-territorialización en el sentido de los límites (estos límites fronteras que pretenden: “pobreza de un lado de esta frontera, riqueza del otro lado”), podría entonces llegar una re-territorialización favorecida por un pensamiento diferente de los límites (existentes y por imaginar) entre pobreza, violencia, democracia, globalización, mercado mundial, Estados nación, Europa, el Mediterráneo, África, el Mundo y, finalmente: la política…
Esto permitiría, en particular, entender la pobreza como otra vertiente, otro lado, límite común de la globalización -lo que no es en absoluto lo mismo que concebirla como su “producto”, su consecuencia-, y entender así la pobreza en marcha en la globalización (en el sentido del “gobierno de la pobreza”, tal como lo he conceptualizado en el libro homónimo, op. cit.).


3.2. EL CONCEPTO DE BORDERLINE

Los sujetos psiquiátricos llamados « borderline » (línea fronteriza) son así designados porque están en el límite, están instalados en una de las posiciones más incómodas, a menudo descrita como “inestable”, “antisocial”, entre aquí y allá (y, en particular: entre neurosis y psicosis). Sin embargo, cuando se trata de abordarlos o de definirlos, pobreza y violencia vienen a menudo a apoyarlos. El borderline se sitúa, en efecto, a la vez al borde de la pobreza y al borde de la violencia (des-socializado, empobrecido, violento…). Pero es importante subrayar que el borderline no restituye sin embargo el concepto de límite en el sentido más estrecho: no nos situamos “en el límite”, mientras que podemos estar precisamente, “sobre la línea fronteriza”.
De hecho, los límites fronteras de Ceuta y Melilla son percibidos (en un primer análisis) como unos límites que podemos franquear, y violencia y pobreza aparecen íntimamente ligadas a este acto. En efecto, en el transcurso de esta situación, es necesario simultáneamente “hacerse violencia” a sí mismo y afrontar la violencia de los guardianes de la frontera… Pensamos que una vez el límite sea franqueado, la pobreza será de pronto transformada en “riqueza” (como por arte de magia), pero la mayor parte del tiempo no transferimos más que la pobreza, así como la violencia recibida, o infligida, “por encima del mercado”.
Es más interesante considerar que habría allá, sobre este límite que encarnan Ceuta y Melilla: unos ciudadanos borderline, que no están más de un lado (“en su pobreza”) y que seguramente tampoco lo están del otro. Unos ciudadanos que ponen en evidencia en este lugar preciso la tensión extrema entre estas orillas de un mismo límite común: globalización (a pensar en ella misma como límite, lo que no es adquirido de evidencia) / desaparición de lo político / pobreza y violencia. Puesto que, de hecho, estos ciudadanos no tienen más que un artificio que franquear –una vez el límite saltado, estos estarán aún en el mismo lugar: permaneciendo también el mismo límite. Su calidad de borderline los mantiene en el lugar de este límite.
El límite frontera de Ceuta y Melilla no es más que una ilusión infranqueable, en el sentido en el que se pasaría “de un mundo a otro”. De hecho, el lugar efectivo, aquí y ahora: es pobreza y violencia, lugar del que no podemos separarnos, nos situemos del lado “del Norte” o “del Sur”, porque la globalización ha abolido también esta frontera, al mismo tiempo que ha abolido la política como última instancia (susceptible de cambiar las cartas).
Esto nos reenvía a la situación del famoso Sir Alfred del aeropuerto de Roissy, que permanece borderline después de numerosos años, sin visa, sin estatus, sin posibilidad de partida. Lleva consigo y en sí, sobre este límite territorial: toda la violencia y la pobreza de un mundo globalizado que no le formula ninguna respuesta, puesto que no hay producto industrializable, vendible que se corresponda con su situación y pueda serle entregado en su dirección.


3.3. EL CONCEPTO MATEMÁTICO DE INCLUSIÓN

Es otro concepto que puede ser muy útil para pensar “la pobreza y la violencia”, complementando los instrumentos filosófico y analítico evocados anteriormente.
En efecto, la inclusión matemática permite alargar el concepto de límite. Su figura geométrica facilita la representación de pobreza y violencia como dos fenómenos cuya zona de inclusión (variable) es susceptible de evolucionar decisivamente bajo el impulso de una “constricción externa” (que puede producir efectos opuestos, según se trate, en particular: de la globalización, o de lo político). Mi hipótesis de trabajo es así que: i) bajo la dominación de la globalización, la zona de inclusión llegaría a su máximo (tendemos hacia: pobreza = violencia (5)); mientras que: ii) bajo la influencia de lo político como regulador que aporta distinción, la zona de inclusión puede reducirse hasta volverse mínima, véase inexistente (pobreza y violencia no desaparecen de escena, pero encuentran al contrario su especificidad originaria, pudiendo ser de nuevo identificadas y “tratadas” como pobreza y como violencia).


3.4. EL CONCEPTO DE LA DESTRUCCIÓN ORGANIZADA DE LO POLÍTICO

El argumento, desarrollado desde hace varios años por Etienne Tassin y por mí mismo, es hoy bastante conocido. Lo resumo a mi manera: el proyecto de la globalización (económica, financiera, informativa) es aquel del regreso al nomos del oikos (a la oikonomia) como primado indispensable de la promoción y la extensión del mercado mundial. Éste tiene también por correlato una sistemática destrucción de lo político, de su proyecto y de sus pretensiones. Esta ley del oikos reafirma así que el reino del mercado mundial tiene (no por objetivo, sino) como consecuencia, no sólo que disolver en todo lugar la influencia, los medios y las instancias políticas, sino también, en particular (y es aquello que nos interesa aquí), cambiar completamente las cartas en cuanto a pobreza y violencia.
En efecto, bajo el impulso de la globalización como proyecto, y en su marco, la pobreza vuelve a ser un “resto” (en el sentido matemático), que es a la vez el producto de la “eficiencia de los mercados” y aquel de sus “disfuncionalidades” (imputadas, claro, por los neoliberales al reino anterior de lo político). En suma, más globalizamos (todo, y no solamente una parte de la economía), más es necesaria la pobreza, que debería incluso aparecer como principal carburante del motor de la globalización.
La violencia debe necesariamente desplegarse también, porque la oikonomia pretende no encontrar ningún límite (con motivo de “la eficiencia de los mercados”), y sobre todo ningún límite político. La oikonomia globalizadora, refutando y destruyendo (sistemáticamente) lo político, se encuentra así teniendo tanta necesidad de la pobreza como condición de su “eficiencia”, como de la violencia como modalidad de despliegue de su fenómeno globalizador.
La “violencia globalizada” se convierte así en un límite compartido con la pobreza como límite de la globalización, no pudiendo ser limitada más que por lo político.


3.5. CEUTA Y MELILLA A PRUEBA DE ESTOS CONCEPTOS

¿Si deseamos ahora “validar” este cuadro de lectura por su confrontación a ciertos episodios recientes del contexto euro-mediterráneo, que obtenemos? Retomemos el acontecimiento “Ceuta y Melilla” en esta nueva perspectiva.
1. El comienzo del proceso (pauperización local del sujeto de la emigración; proyecto de exilio; emigración; encaminamiento hacia la “frontera europea”…) se inscribe en un marco general que es aquel de la sustitución de la globalización y de su proyecto por aquel de lo político, bajo sus modalidades nacionales, regionales o internacionales. Sujeto de (y a) la violencia y la pobreza, el emigrante se pone en marcha bajo la presión de la globalización y en la impotencia revelada de lo político bajo sus diferentes figuras.
2. El emigrante es él mismo límite (éste es borderline socialmente, pero también desde el punto de vista de la ciudadanía) y portador de un límite (pobreza/violencia) que iría al encuentro de un “término” (la frontera Norte/Sur o Unión Europea/África).
3. No tiene otro estatus social (o de otro tipo), ni otra “solución” que la de encarnar este límite, la de hacer de tripas corazón y sufrir, en la pobreza y en la violencia (recibida, y después finalmente infligida).
4. En cuanto al lugar en el que el “reencuentro” ocurre (las barreras de protección de Ceuta y Melilla), éste se presenta efectivamente como “término” (entre “unos mundos”), un “término” facticio –no solamente en razón de su fragilidad material, sino sobre todo porque ésta es porosa como lo es un límite. No hay, como el escenario engrasado “del que le ayudaba a pasar” le prometía al inmigrante, pobreza y violencia de un lado, y riqueza y paz democrática del otro; pero todo el mundo puede ver, con nuevas gafas, que la pobreza y la violencia están cada vez mejor repartidas (por la globalización) “de los dos lados”, y que todas las categorías normativas son revueltas (comenzando por las de civilización, democracia, Occidente, etc.).
5. La prueba del emigrante, su paso en última instancia, su mantenimiento del límite (como el borderline que éste es efectivamente), su trasgresión del “término”, su descubrimiento de que el “término” no es nada (más que un límite abierto) y que no hay nada más allá que se parezca a aquello que era anticipado (esta política, esta democracia, esta riqueza mitificadas): una prueba tal no es otra que aquella del forzamiento (la famosa “violencia necesaria”) al cual constriñe y conduce la globalización, desarollando su proyecto oikonómico hasta sus consecuencias más extremas. La globalización no tiene por resultado la abolición de todas las fronteras condenadas precedentes, pero: en i) forzamiento permanente (¡y violento!) de todos los “términos” que no han sido abolidos, y ii) en instauración de un límite inclusivo (la globalización misma) que da toda licencia al mercado mundial y al económico, impidiendo simultáneamente que toda política se vuelva a desplegar.
6. No es sorprendente, desde entonces, que la palabra de aquello que queda de político se diga “consternada”, que los responsables estatales (gobiernos español y marroquí, en el caso que nos ocupa) apelen a la Unión Europea, a la Unión Africana, a la ONU, y que ninguna modificación sustancial de la carta se perfile en el horizonte…
7. De hecho, la única posibilidad de modificar esta carta sería: i) en primer lugar, “re-entender” todas las categorías afectadas (para empezar pobreza y violencia, pero también migración, frontera, asilo…); ii) considerar que aquellos que migran son otros aparte de los sujetos económicos que afectan la economía y su eficiencia; al fin, iii) reconsiderar enteramente desde un punto de vista cosmopolita las cuestiones de pobreza y de violencia (6), que han sido privatizadas por un punto de vista económico (así como la pretendida “lucha contra la pobreza”, llevada desde hace mucho tiempo a escala multilateral, y de sus equivalentes referidos a la violencia).


4. LA RESPUESTA CONJUNTA E INDIVISIBLE DE LO POLÍTICO Y DE LA CULTURA

Yo me autorizaría, in fine, un codicille más que una conclusión. Porque, en un codicille, es a menudo lo esencial lo que se aloja, mientras que una conclusión es normalmente pleonástica.
De hecho, no desearía favorecer el sentimiento de que podemos quedarnos con la respuesta convenida de lo político -¡Insalvable, omnipresente, omnipotente! No es que esta respuesta sea obsoleta, sino que es incompleta- y no sabría ser invocada como por encantamiento. Al contrario, para que una verdadera cosmopolítica sea posible como proyecto capaz de medirse con el de la globalización, y triunfe, llegado el caso… nada puede tener lugar sin la contribución decisiva de una dinámica cultural. Nada puede pasar fiel a la promesa cosmopolita sin una respuesta conjunta (e indivisible) formulada a la vez por la cultura y por la política.
Esta constante permite, a su tiempo, alcanzar un límite diferente y proponer otro “paso en última instancia”. Es necesario así, en primer lugar, esforzarse por salir de la concepción limitada y de la práctica limitativa de pobreza y violencia. Es necesario, después, encontrándose en el límite pobreza/violencia (límite nº 1), replicar término a término otro límite que es política/cultura (límite nº 2). Es entonces, por el paso del límite nº 1 al límite nº 2, que pobreza y violencia pueden verse no solamente limitadas, sino también disueltas…
Un tal gesto (inseparablemente) político y cultural no es otro que aquel que fue experimentado in vivo por el poeta-presidente Senghor en el Senegal de los años 1960 y 1970. Es el mismo gesto que encontramos hoy en este “Triángulo del Balafon” iniciado por diversos países africanos (7), así como en el “Festival de las Tres Fronteras”, promovido por Argentina, Brasil y Paraguay, desde hace tres años, con el fin de superar la violencia y la inestabilidad endémicas de la zona (considerada como) estratégica del acuífero Guarani, en el cruce de los ríos Iguaçu y Paraña (8).
En definitiva, y para retomar de manera diferente la problemática pobreza y violencia, subsisten dos opciones radicalmente alejadas, que se trata de desempatar, a saber: i) aquella de una oikonomia en la que la globalización lleva a la pobreza y la violencia a tender hacia la ilimitación (el aion griego); ii) una cosmopolítica en la que, porque estas se han reconvertido en límite común, política y cultura limitan de modo exitoso conjuntamente pobreza y violencia.
(Trad. : Sara Nso)


NOTAS


1. “La desigualdad es a menudo fuente de violencia. Es peligroso para la paz y la seguridad nacionales e internacionales dejar que se agraven las desigualdades económicas y políticas. En efecto, estas desigualdades, en particular la lucha por el poder político, la tierra y otros bienes, pueden engendrar la desintegración de la sociedad y la exclusión social y conducir a conflictos y a la violencia”. in comunicado de las Naciones Unidas sobre el relatorio Rapport sur la situation sociale dans le monde, 2005 : la crise de l'inégalité (The Inequality Predicament. Report on the World Social Situation 2005), New York, Agosto de 2005.
2. “Africa had 221 million inhabitants in 1950 (8.7% of the world population); the figure is now 800 million (13.5% of world population). Projections foresee a population of 1.3 billion in 2025 and 1.75 billion in 2050. Economic growth has not matched demographic growth, and so hundreds of millions of Africans live in poverty. In 2001, 46.4% of the Sub-Saharan population lived on less than US$ 1 a day. Moreover, Africa is confronted with large scale environmental degradation which causes many people to leave their homes. In addition, we cannot exclude that there will remain a number of conflicts on the African continent or that conjectural events such as last year’s locust invasion in the Sahel region will urge people to seek refuge outside their countries of origin. Misery and fear are pushing people out of their regions of origin in search of a better life in more stable and developed regions, first among them Europe. Therefore, in the medium term, it is expected that migration pressure will further increase.” In European Commission, Mission Report: Technical mission to Morocco. Visit to Ceuta and Melilla. On illegal immigration. 18th October 2005.
3. “El Mediterráneo es la frontera más desigual del mundo. Ninguna otra frontera separa tan grandes diferencias de ingresos. Entre 1994 y 2004, el PIB por habitante de los Quince se ha más que doblado, elevándose en la actualidad a más de 30.000 dólares. En el mismo período, en la orilla Sur del Mediterráneo, el ingreso por habitante ha pasado de un poco menos a un poco más de 5.000 dólares. En aquello que concierne a los diez nuevos países de la Unión, este ingreso ha pasado de 6.000 a casi 15.000 dólares”. Discurso del Presidente Borell durante la apertura de la sesión plenaria excepcional de la APEM (Asamblea parlamentaria euro-mediterránea), Rabat, 21 de noviembre de 2005.
4. DELEUZE, Gilles. Cours du 21 mars 1978, Université de Vincennes.
5. “El modelo económico neoliberal engendra al menos cuatro tipos de violencia: el primero, estructural, que resulta de las políticas de ajuste impuestas por el FMI, el Banco Mundial y otros organismos financieros internacionales a los Estados que se ven obligados a demandar sus servicios -a saber, casi todos aquellos del tercer mundo-, o puestas en marcha en el interior del primer mundo por los gobiernos o entidades supranacionales tales como la Unión Europea. Estos ajustes producen marginalización y pobreza en el tercer mundo y en el cuarto mundo, y estos causan frecuentemente unas explosiones sociales violentas. El segundo tipo son precisamente las explosiones de violencia social y política que la globalización neoliberal produce en los Estados en los que ésta se impone. El tercero es la xenofobia crecientemente manifestada con una violencia particular contra los inmigrantes provenientes de Estados periféricos y que llegan a los países del primer mundo, expulsados por la pobreza y la marginalización, o por conflictos internos armados. Finalmente, el cuarto tipo de violencia es el producido por la globalización de las actividades económicas criminales, como el tráfico de droga, el tráfico de armas y el blanqueo de dinero, ya evocados, así como el tráfico de personas del sur al oeste, y del este al oeste”. MONSALVE SOLORZANO, Alfonso. « Violence », en de BERNARD, François (dir.). Dictionnaire critique de « la mondialisation », Le Pré aux clercs, Paris, 2002.
6. “La política es la composición de los mundos. O, tanto una composición del mundo común según las relaciones, muy a menudo conflictivas, como las comunidades traban entre ellas. Tal es una cosmopolítica, una política de los mundos. Ésta no busca someter la totalidad del mundo a una administración común, a una gestión común de los recursos, de las producciones, de los intercambios y de los consumos, al gobierno de una fuerza común que monopolizaría la violencia legítima; del mismo modo que no invoca una mítica regulación natural de las necesidades o una armonía naturales de las alegrías”. TASSIN, Etienne. Un monde commun : pour une cosmopolitique des conflits, Éditions du Seuil, Paris, 2003.
7. Este “festival se inscribe en el espíritu de la Declaración universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural. Su concepción ha sido madurada por aquellos que creen en esta declaración y que han comprendido que la cultura es un factor de paz, de estabilidad y de cohesión social. Esta convicción que ha favorecido su puesta en marcha deriva de la voluntad firme de sus iniciadores (la Agencia Intergubernamental de la Francofonía, Burkina Faso, Côte d’Ivoire y Malí), a los cuales se han añadido Gambia, Guinea Conakry y Senegal. El Triángulo de balafon tiene unos objetivos globales y unos objetivos específicos. Los objetivos globales son: establecer entre países africanos vecinos unas relaciones culturales fundadas en el intercambio de experiencias, el conocimiento y el respeto recíprocos; contribuir a la consolidación de la integración y de la paz entre las poblaciones de Burkina Faso, de Côte d’Ivoire y de Malí; valorizar el patrimonio cultural de la sub-región”. En la pagina Web www.afribone.com consulta el 29 junio de 2005.
8. La declaración fundadora de este Festival señalaba: “l. Que las artes escénicas son una herramienta esencial para contribuir a la integración cultural profunda de nuestros pueblos. 2. “Que su desarrollo constituye un aporte fundamental al fortalecimiento de las identidades nacionales, sobre la base del respeto a las diversidades culturales que nos unen, del derecho de los creadores a expresarse libremente y de la comunidad en su conjunto al acceso universal de los bienes culturales, partiendo de la garantía de su libre circulación. 3. Que para lograr ese desarrollo es menester propiciar una mayor cooperación entre los gobiernos, los creadores y el sector privado en proyectos de trascendencia interregional. 4. Que el crecimiento de la actividad cultural de la región servirá para alentar nuevos proyectos que revertirán el concepto de frontera como limitación, al de punto de encuentro de culturas diversas y mancomunadas”. Instituto Nacional del Teatro, Argentina, 2003.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BERNARD, F. de (1995) Le Gouvernement de la pauvreté. Paris : Ed. du Félin.
---------------- (2002) La Pauvreté durable. Paris : Editions du Félin
EUROPEAN COMMISSION, Mission Report: Technical mission to Morocco. Visit to Ceuta and Melilla. On illegal immigration. 18th October 2005
MONSALVE SOLORZANO, Alfonso (2002). « Violence », en de BERNARD, François (dir.). Dictionnaire critique de « la mondialisation », Paris : Le Pré aux clercs.
NACIONES UNIDAS, The Inequality Predicament. Report on the World Social Situation 2005, New York, Agosto de 2005.
TASSIN, Etienne (2003). Un monde commun : pour une cosmopolitique des conflits, Paris : Éditions du Seuil.


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