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Date :  2005-11-24
langue :  Espagnol
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Dolarización

Dolarización

Source :  Axel Gastambide


La dolarización es el proceso de sustitución de una moneda nacional preexistente por una moneda extranjera (a menudo el dólar de Estados Unidos de América). Esta moneda se usa como unidad de fijación del precio de los bienes, como instrumento de pago y como medio de detención de ahorro. Pero este concepto cubre dos realidades distintas: la dolarización parcial y la dolarización integral.


La dolarización parcial

La dolarización parcial significa la sustitución por los agentes residentes de la moneda nacional por el dólar, al mismo tiempo que esta divisa no tiene los privilegios legales de la moneda nacional. En otros términos, existe una desconfianza del público hacia la moneda nacional en favor del dólar que se traduce en una cocirculación monetaria de hecho en la economía.
La dolarización parcial es un fenómeno muy extendido en el mundo, en particular en América latina. Es el resultado de un entorno de inflación crónica (acompañado o no de episodios de hiperinflación) que se traduce por una pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional en términos de bienes y servicios. La dolarización parcial se desarrolla generalmente de manera gradual afectando progresivamente a las tres funciones de la moneda nacional y en primer lugar a la función de la reserva de valor. Aunque las autoridades llegan a recuperar una estabilidad monetaria, la dolarización parcial es un fenómeno difícilmente reversible, en particular a partir del momento en que las transacciones comenzaron a efectuarse en dólares.
En estas condiciones y en ausencia de medidas autoritarias de conversión, las autoridades tienen "que vivir" con la dolarización parcial, sabiendo al mismo tiempo que ésta sigue siendo un factor desestabilizante si se produce una crisis financiera. En esta hipótesis, se empuja a las autoridades a adoptar medidas de estabilización más o menos radicales. A inicios del año 2000, las autoridades ecuatorianas adoptaron la medida más extrema, es decir la dolarización integral.


La dolarización integral

La dolarización integral significa el abandono, por las autoridades, de la moneda nacional en favor del dólar de los Estados Unidos (o de cualquier otra divisa). El dólar tiene curso legal (los residentes del país se ven obligados a aceptarlo en los pagos) y se convierte en la nueva moneda nacional con la retirada progresiva de la antigua moneda.
Contrariamente a la dolarización parcial, la dolarización integral es un caso extremadamente raro. Antes de la experiencia ecuatoriana, este sistema se aplicaba a pequeños países con estatutos políticos particulares, muy abiertos sobre el exterior que constituían a menudo paraísos fiscales; la experiencia más conocida esta siendo la de Panamá desde 1904.
Desde un punto de vista estrictamente práctico, el paso a la dolarización integral implica que las autoridades monetarias dispongan de un cantidad suficiente de reservas de cambio para convertir en dólares sus compromisos con el sector privado (esencialmente la moneda manual en circulación), después de haber modificado, si eso es necesario, el tipo de cambio de manera apropiada. Sin embargo, esta aritmética no debe cubrir las implicaciones profundas de este sistema tanto a nivel político, social como económico. Como lo observan Bourguinat y Dohni (2002), con el abandono del derecho de acuñar la moneda, occure una ruptura y un compromiso dentro de un proceso intrínsecamente nuevo.
Desde un punto de vista político, la dolarización integral es una decisión muy arriesgada para las autoridades. En efecto, se privan de tres atributos políticos vinculados a la existencia de una moneda estrictamente nacional:

- un símbolo de identidad nacional;
- una fuente nacional de financiamento de los gastos públicos (el señoreaje);
- un medio de retirar a la nación de ciertas influencias o dificultades extranjeras.

Según Cohen (2000), se trata de elementos importantes para realizar el objetivo fundamental del Estado, el de permitir a una comunidad vivir en paz preservando al mismo tiempo su herencia social y cultural. Estas implicaciones políticas explican, en parte, el poco atractivo que suscita el sistema de dolarización integral en los grandes países latinoamericanos. En cambio, en el Ecuador, a causa de la debilidad histórica del Estado-nación, estas consideraciones políticas solo tuvieron poco peso ante las ventajas económicas esperadas.
En efecto, la dolarización integral es una potente medio de estabilidad monetaria. Desde un punto de vista económico, este sistema puede comprenderse como el resultado de la imposibilidad para las autoridades nacionales de mantener una credibilidad suficiente para garantizar duraderamente el valor interno y externo de la moneda nacional. Las autoridades renuncian construir su credibilidad y prefieren importarla desde un país con una moneda fuerte (en este caso Estados Unidos de América). Con tal sistema, la economía dolarizada debe beneficiarse de una inflación reducida, se asegura al máximo contra los ataques especulativos y se aprovecha de una hipotética reducción del costo del financiamento interno y externo.
Existe sin embargo una contrapartida a estas ventajas, que quedan resumidas bajo la forma de tres costos principales:

- la pérdida del señoreaje ;
- la supresión de las funciones de prestamista en última instancia del Banco Central ;
- la imposibilidad de poder efectuar una política monetaria y cambiaria autónoma.

Estos costos complican fuertemente la gestión de la política económica, de tal modo que la viabilidad del sistema de dolarización integral puede ser cuestionado. Tomemos, por ejemplo, una situación de deflación de los precios, riesgo mayor de un sistema desinflacionista por naturaleza. Si este choque deflacionista es asimétrico (es decir, no compartido por los Estados Unidos), la política monetaria (definida por los Estados Unidos) no convendrá a las necesidades de la economía dolarizada. Entonces ésta corre el riesgo de volver a entrar en el círculo vicioso de la debt deflation (1), sin que el recurso de una política monetaria expansionista discrecional destinada a luchar contra la reducción de los precios sea posible.
Desde un punto de vista económico, la dolarización integral aparece pues como una "camisa de fuerza" monetaria (garantizando una inflación reducida) pero cuya rigidez puede resultar desestabilizadora. Además, este sistema lleva el germen de la fractura social: entre las categorías profesionales abiertas sobre el exterior que se beneficia de un acceso a los mercados internacionales y las otras orientadas hacia el mercado interior.
En estas condiciones ¿Cuál puede ser el futuro del sistema de dolarización integral? En las condiciones actuales, parece improbable que este régimen se desarrolle, excepto en el caso de los "países-plazas financieras" (como Panamá), o de pequeños países ya muy integrados comercialmente y financieramente con los Estados Unidos (como El Salvador que adoptó la dolarización integral en 2001) o de países que salen de algún conflicto armado (Timor Oriental en 2000). Para las otras economías, en particular latinoamericanas, la dolarización integral resulta una solución política y socialmente demasiado costosa con un beneficio económico neto demasiado dudoso (sobre todo a mediado y a largo plazo) para que su adopción pueda ser estudiada seriamente. La experiencia del Ecuador podría ser considerada de alguna manera como un accidente de la historia (y, de hecho, una eventual salida del sistema no debería excluirse). Recurrir a la dolarización integral seguirá siendo un recurso excepcional o poco significativo si los Estados Unidos continúan con una actitud de neutralidad pasiva (2) (benign neglect) que implica un rechazo a la división de su poder monetario con países extranjeros susceptibles de ser interesados por este sistema.





(1) La reducción de los precios causa un incumplimiento de pago sobre las deudas de los agentes no financieros que abastece a su vez la reducción de los precios. La debt deflation ha sido analizada por Fisher (1933) en el momento de la Gran Depresión.
(2) Lo que no es el caso en materia comercial con el proyecto de Zona de Libre Comercio de las Américas.




Referencias :


Bourguinat H. et L. Dohni (2002), “La dollarisation comme solution en dernier ressort”, Revue Française d’Economie, vol. XVII, p.57-96.

Calvo G. (1999), “On Dollarization”, mimeo, Université du Maryland.

Cohen B. (2000), “Dollarisation : la dimension politique”, L’économie politique, n°5, p.88-112.

Gastambide (2005), Dollarisation partielle et dollarisation intégrale : l’expérience de l’Equateur, Thèse de Doctorat, CERDI-Université d’Auvergne, 310p.

Levy Yeyati E. et F. Sturzenegger (2000), “Dollarization: A Primer”, in Levy Yeyati E. et F. Sturzenegger eds., Dollarization: Debates and Policy Alternatives, Cambridge, MIT Press p.1-52.

Théret B. (2003), “La dollarisation : polysémie et enflure d’une notion”, Critique internationale, n°19, p.62-83.







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