7 DE ABRIL DE 2004 | GINEBRA/PARIS -- Las colisiones en las vías de tránsito son la segunda de las principales causas de muerte a nivel mundial entre los jóvenes de cinco a 29 años de edad, y la tercera entre la población de 30 a 44 años. Esas colisiones dejan cada año un saldo de 1,2 millones de muertos y de hasta 50 millones más de personas heridas o discapacitadas. (Véanse el mapa y el cuadro por lo que respecta a los datos geográficos y por grupos de edad.) Si no se actúa ahora mismo para mejorar la seguridad vial, se calcula que el número de defunciones causadas por el tránsito aumentará en un 80% en los países de ingresos bajos y medios de aquí a 2020. Un informe conjunto dado a conocer hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial demuestra que es mucho lo que se puede hacer para reducir el número de muertos y heridos y que «La seguridad vial no es accidental».
«Miles de personas mueren cada día en las vías de tránsito del mundo entero. No nos referimos a sucesos debidos al azar o «accidentes». Nos referimos a las colisiones en las vías de tránsito. Los riesgos se pueden comprender y en consecuencia prevenir», señaló el Dr. LEE Jong-wook, Director General de la Organización Mundial de la Salud. «La seguridad vial no es accidental. Tenemos los conocimientos necesarios para actuar ya. Es una cuestión de voluntad política», añadió.
La magnitud cada vez mayor de esta crisis mundial de salud pública, los factores de riesgo que favorecen las muertes y los traumatismos causados por el tránsito así como los medios eficaces de prevenirlos, todo ello se expone detalladamente en el Informe mundial sobre prevención de los traumatismos causados por el tránsito. En el informe se presentan recomendaciones concretas para mejorar la seguridad vial a los gobiernos y otras instancias normativas así como a la industria, las organizaciones no gubernamentales, los organismos internacionales y los particulares.
A diferencia de lo que sucede en los países de ingresos altos, en los que las personas más expuestas a riesgos de lesiones o muerte son los conductores y los pasajeros de automóviles, en los países de ingresos bajos y medios quienes corren mayor riesgo de ser víctimas de colisiones en la vía pública son los peatones, los ciclistas, los motociclistas y los usuarios de transportes públicos no convencionales.
Costo humano y económico
El sufrimiento humano causado por las colisiones en las vías de tránsito es enorme: por cada víctima de un choque hay familiares, amigos y comunidades que deben afrontar las consecuencias físicas, psicológicas y económicas de la muerte, los traumatismos o la discapacidad de un ser querido. Los sobrevivientes de un choque y sus familias deben hacer frente a las dolorosas y a menudo prolongadas consecuencias de una lesión, una discapacidad y la rehabilitación. Muchas veces, el costo de la atención, la pérdida del sostén principal de la familia, los gastos de las exequias, o la pérdida de ingresos a causa de la discapacidad conducen a la familia a la pobreza.
El sufrimiento humano es en sí mismo una razón para actuar ya, pero las repercusiones económicas son también importantes. En los países de ingresos bajos y medios, el costo que implican los traumatismos causados por el tránsito se estima en US$ 65 000 millones, lo que excede de la cuantía total que esos países reciben en concepto de asistencia para el desarrollo. Estos traumatismos representan para los países entre el 1% y el 2% del producto nacional bruto, ascendiendo su costo a US$ 518 000 millones por año.
La acción da sus frutos
Sin embargo, muchos países ya han demostrado que las medidas adoptadas para mejorar la seguridad vial protegerán a las personas. Se han obtenido resultados positivos recientemente en países como Colombia, Costa Rica, Ghana y Tailandia. En los últimos decenios, se han salvado miles de vidas en Australia, el Canadá, los Estados Unidos de América, Nueva Zelandia y otros países de Europa occidental. Este éxito se atribuye a la mejora del diseño de los vehículos y las vías así como a la atención prestada a la legislación y su cumplimiento y al intercambio de información sobre la utilización de cinturones de seguridad y cascos, las restricciones respecto a los niños, y los peligros de la velocidad y el alcohol al volante.
Entre las recomendaciones del informe cabe citar las de designar un organismo en cada país para coordinar las actividades multisectoriales, preparar estrategias y planes de acción nacionales en materia de seguridad vial con funciones y objetivos claros para cada sector, y poner en práctica intervenciones ya probadas para prevenir las colisiones y reducir al mínimo los traumatismos y sus consecuencias. Se señala en el informe que la seguridad vial es una responsabilidad compartida, que requiere la competencia técnica de diferentes personas de muchos sectores y disciplinas, como profesionales de salud pública, dispensadores de atención de salud, ingenieros viales y diseñadores de vehículos motorizados, funcionarios encargados de la aplicación de la ley y educadores.